Es “el regreso de Lupita”, una actriz solidaria con la causa del ‘Me too’ (Yo también), que, impasible el ademán, batalla contra el acoso a tantas y a tantas.

El ABC le ha dedicado la portada de su suplemento Mujer hoy. Bajo el lema ‘Contra el acoso y por la diversidad’, no lo olvidemos. Lupita, solidaridad de género, nos enseña el trasero en el ABC. Muy feminista.

Ahora bien, si Lupita nos enseña el pompis, ¿cómo ignorar el pompis de Lupita?

Todo esto me recuerda una frase bastante grosera, ciertamente, que se atribuye a un personaje antipático: “Si no quieres que te bajen los pantalones no te metas a modelo”. Pero ¿qué dice usted? ¿Que la mujer no tiene derecho a ir, incluso en cueros, por la calle sin que nadie le reproche nada? Derecho, sí, naturalmente, lo que ocurre es que ver la realidad en forma de derechos no aporta mucho.

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El asunto no es si tiene derecho sino si tiene el deber de hacerlo. Es decir, si debe hacerlo. Y no por miedo al acoso sino por el hecho en sí mismo. ¿O es que la intimidad no vale nada? Si perdemos el pudor, ¿qué intimidad vamos a dar en exclusiva al ser amado? Y, sobre todo, la procacidad, ¿no es una forma de acoso femenino?

Y hasta pudiera ser que las asentaderas de Lupita nos distrajeran del análisis de la muy profunda inteligencia y sensibilidad de Lupita

No, el desnudo femenino no otorga derecho a nada al varón, pero sí es una agresión femenina al varón, así como una degeneración de la propia mujer. El feminismo puede negar esto, pero esto no deja de ser cierto.

Pero volvamos a la actriz Lupita Nyong’o.  Lupita se ha alistado a la batalla ‘Me too’ (Yo también) contra el acoso. Y contra ese acoso, Lupita nos enseña sus nalgas en el ABC. Gracias Lupita.

A ver si el ‘Me too’ va a resultar un poquito falaz. Porque, si das tu intimidad, ¿qué queda para el amado?

Ahora bien, si Lupita nos enseña el pompis, ¿cómo ignorar el pompis de lupita? Y hasta pudiera ser que las asentaderas de Lupita nos distrajeran del análisis de la muy profunda inteligencia y sensibilidad de Lupita.

A ver si el ‘Me too’ va a resultar un poquito falaz, un pelín hipócrita.

Y lo más importante: si das tu intimidad a la masa, ¿qué queda para el amado?