• En concreto, una ceremonia de primera comunión.
  • La pregunta es: ¿cuántos sacerdotes creen en la transustanciación?
  • Para que luego digan que no hay cisma en la Iglesia.
Ocurrió en España y por templanza, que no por caridad, me voy a callar la diócesis. Un párroco ofició una ceremonia de primera comunión sin consagración, no fuera a ser que los niños se precipitaran en el realismo mágico (en este caso, en el realismo sin magia alguna). Cuando la autoridad eclesiástica le pidió cuentas aseguró que los niños no entendían ese tipo de símbolos. El mosén había olvidado que, precisamente, la eucaristía no tiene nada de símbolo: es pura transustanciación donde el pan y el vino se convierten en el mismo Cristo, con su cuerpo, sangre, alma y divinidad. Una eucaristía sin consagración  no es nada. Bueno, mejor: es una blasfemia. Para que luego digan que no hay cisma en la Iglesia. Y hasta en el clero de base. Días atrás hablábamos de misas ecuménicas, sin consagración, en Alemania: pues eso. Eulogio López eulogio@hispanidad.com