• El presidente se hace con todo el poder en Indra: desaparece la figura del consejero delegado.
  • Pero paga el silencio del Ceo cesado, adelantado por Hispanidad: otros cuatro millones por concurrencia.
  • Cristina Ruiz Ortega, nueva consejera ejecutiva, reportará directamente con Abril-Martorell.

El Consejo de Administración de Indra ha cesado al consejero delegado, Javier de Andrés, como adelantó Hispanidad, pero ha resumido la decisión en sólo tres palabras, frías como el hielo: "abandona la compañía". Nadie diría que De Andrés lleva en el cargo desde junio de 2011, recorrido para algo más, como el tópico agradecimiento a los servicios prestados y esas cosas que se suelen decir, a las que renuncia Indra en su comunicado. Bien es cierto que había motivos, como la imputación de Javier de Andrés por la 'trama Púnica', o la de su mujer, María Fernanda Richmond, en otra estela de corrupción, la 'operación Lezo', que explica las presiones al presidente, Fernando Abril-Martorell. Javier de Andrés, dicho sea todo, no se va mal: cobrará 11,9 millones de euros: tres de ellos por el bonus variable, del plan estratégico 2015-2017, a pesar de que sale antes del 31 de diciembre, 4,9 millones por el plan de pensiones y otros 4 millones en pago por silencio. Es lo que se conoce como pacto de no concurrencia, que obliga a De Andrés a no trabajar en el mismo ámbito empresarial en el que cesa. La segunda cuestión que despeja el Consejo de Indra es la nueva estructura de gestión de Indra. Se prescinde de la figura del consejero delegado, lo que equivale a entregar todo el poder a Abril-Martorell. El único nombramiento es el de Cristina Ruiz Ortega, como consejera ejecutiva, con responsabilidad sobre el negocio de Tecnología de la Información (TI), que reportará directamente con Abril-Martorell, del mismo modo que los responsables de las áreas de Defensa y Seguridad, Transporte y Gestión de Tráfico Aéreo. En las 18 líneas del comunicado, nueve son para Ruiz Ortega. Rafael Esparza