• Guerra por partes y guerra, no entre países, sino entre continentes unificados.
  • Misiles atómicas, bombardeos desde el aire, drones… todo parecía estar previsto desde finales del II Guerra Mundial.
  • Y es que los hechos son tercos pero la historia es lógica: de lo uno sale lo otro.
  • El hombre es libre pero sus actos siempre tienen consecuencias, que nunca reniegan de sus causas.
Ya he dicho que el Papa Francisco, y no ningún cavernícola, repite que ya vivimos la tercera guerra mundial, sólo que por etapas y por zonas, pero global en odio, profusión y combinación de conflictos. Cuánta razón tiene. Pero cuando esto dice, se toma a Francisco por una especie de poeta o, al menos, un amante de la metáfora, cuando lo que dice es cruda realidad, rigor matemático. Pues bien, el también argentino y también jesuita Leonardo Castellani (en la imagen), apenas conclusa la II Guerra Mundial, lo explicaba así: las armas, casi futuras, que llevarían de la II a la III guerra global: la aviación fulminante, es decir, la clave fulminante del Occidente actual, los robots explosivos (Castellani se adelanta de esta manera a los drones), la bomba atómica (entonces no se hablaba de misiles, pero es lo mismo), la conscripción en masa, incluidas las mujeres (es la clave del tercer mundo en 2016), la compulsión a entrar en guerra sobre naciones pequeñas (véase el conflicto sirio)… Y una última aportación castellaniana: no será de guerra de naciones sino de continentes unificados (¿el Islam contra Europa?). Sí, para mí que esta pareja (Castellani y Francisco), con su habitual brillantez argentina ni estaban ni están desencaminados. Y es que los hechos son tercos pero la historia es lógica: de lo uno sale lo otro. El hombre es libre pero sus actos siempre tienen consecuencias, que nunca reniegan de sus causas. Eulogio López eulogio@hispanidad.com