• O sea, bajo sospecha.
  • El hombre del bufete Uría y Menéndez puso al regulador bursátil bajo sospecha.
  • Y es que el defensor del regulado no puede pasar a regulador independiente en un fin de semana.
  • Por otra parte, se trata de una imposición de Luis Garicano.
  • Luis de Guindos ha tenido que conformarse con colocar a la vice, Ana María Martínez-Pina.
  • En pago por los sapos que se tragó en el ICAC. Sobre todo con Deloitte.
Con la llegada de Sebastián Albella a la Presidencia, el regulador bursátil CNMV revive el pavoroso síndrome Armesto, en nombre del que fuera fundador Fernández- Armesto y Fernández-España (en la imagen). Y es que las malas lenguas, tantas veces útiles aseguran que Fernández-Armesto, hombre ligado al bufete Uría y Menéndez 'promulgó' la CNMV con delicada sensibilidad hacia el regulado. Si ayer decíamos que no se puede cobrar del regulado para pasar a regulador en cuestión de horas, lo cierto es que Fernández-Armesto dirigió la CNMV con cartas 'promulgadas' a un regulador concreto, pero que, según él, tenían valor de ley, o al menos, de normas creadoras de jurisprudencia y casi 'jurisperitación'. Sí, eran cartas individuales, 'promulgadas' desde la Presidencia de la CNMV. Y más valía que el resto del personal 'no promulgado' estuviera atento a la jugada porque según el curioso sistema Armesto, también estaban afectados y concernidos. En cualquier caso, Armesto pasó del Despacho Uría a la Presidencia de la CNMV y Sebastián Albella ha pasado del bufete Linklaters -asimismo especializado en derecho financiero-… a la Presidencia de la CNMV. Todo porque don Manuel Conthe ha convencido a su amigo Luis Garicano, el ecónomo de Ciudadanos, de que impusiera a Albella. Curioso, porque se supone que el partido más votado, el PP, con el ministro Luis de Guindos al frente de la sección, querían imponer a Lourdes Centeno, que no se había pasado al reverso tenebroso y que siempre se había mantenido en la Administración y que, encima, tenía más experiencia en lo referente a la CNMV. Pero el cuarto partido más votado se impuso al primero y a Luis de Guindos sólo le quedó sitio para una vicepresidenta. Lourdes Centeno no estaba dispuesta a repetir -máxime cuando se le había prometido la Presidencia- y entonces a Guindos se le ocurrió pagarle el favor que le debía a Ana Martínez-Pina a la que dejó tirada como mandataria del ICAC, cuando la sanción a Deloitte por el caso Bankia. En otras palabras, Pina, ante los requerimientos del Banco de España y la presión de Deloitte tuvo que rebajar la pena y dejarlo en una sanción casi simbólica, entre otras cosas porque Guindos no le apoyó como debía. Al final, resultó que las cuentas de Bankia estaban mal pero el auditor no sabía nada. Hoy lunes ha sido premiada con la vicepresidencia. La Presidencia ha sido para Sebastián Albella, un hombre cualificado, pero que tendrá que administrar la sospecha que pesará sobre él como una losa. Y a Sebastián Albella no le suelen gustarle las críticas, que conste. Como a Armesto, el del síndrome, para el nuevo presidente de la CNMV las críticas siempre tienen un tufillo interesado, espurio y doloso. Bueno, salvo las críticas positivas. Esas son sinceras. Eulogio López eulogio@hispanidad.com