• El presidente turco mareó con un acuerdo para combatir al Estado Islámico, pero sólo buscaba apoyo a su lucha contra el PKK.
  • EEUU lamenta que haya reavivado el conflicto con la guerrilla kurda, poniendo en riesgo la operación contra los yihadistas en Irak.
  • Alemania se lleva sus misiles y retira a 250 soldados: el ataque a los kurdos no tiene nada que ver con la presencia militar germana.
Una cosa es proteger a Turquía, como miembro de la OTAN, de los peligros de un ataque de Siria y otra, muy distinta, dejarse engañar por su presidente, Recep Tayip Erdogan. Por eso, Estados Unidos y Alemania han decidido retirar del país sus sistemas defensivos de misiles Patriot. No lo han dicho así, naturalmente, sino que han recurrido al eufemismo, con el que siempre se salva el tipo. Pero no hay otro motivo. A los dos países les ha molestado que Erdogan firmara un acuerdo, con el que parecía que daba un paso al frente en la lucha contra el Estado Islámico, cuando en realidad lo único que buscaba era apoyo para su lucha contra la guerrilla kurda del PKK. Así lo ha explicado, de modo muy diplomático, la embajada de EEUU en Ankara: "El despliegue de las unidades de defensa Patriot en Turquía, que expira en octubre, no será renovado más allá de la rotación actual". Y el anuncio, naturalmente también, llegó poco después de que la ministra germana de Defensa, Ursula von der Leyen, confirmara que retira sus dos baterías de misiles Patriot y que repatría a 250 de sus soldados del sur del país. En Alemania, por cierto, había ya un debate en la opinión pública -en el que también han participado expertos militares- sobre su presencia militar en aquel país, especialmente tras la campaña del ejército contra los kurdos en el norte del país. "Al atacar a los kurdos, Erdogan demuestra una vez más que Turquía y Alemania persiguen objetivos cada vez menos comunes", dijo, por ejemplo, Florian Hahn, el experto militar de la Unión Social Cristiana de Baviera. El eufemismo al que ha recurrido EEUU es que la retirada obedece a un proceso de modernización de esos misiles y que siempre podrían volver a Turquía si fuera necesario; o sea, si Siria se plantea atacar de nuevo Turquía. ¿En qué quedamos? ¿Pero no es necesario modernizarlos? No busquen más pies al gato. A los americanos les ha molestado que Erdogan reavivara el conflicto con el PKK, rompiendo así la frágil alto el fuego alcanzado para poner fin a una sangría que duraba 30 años en el que han muerto más de 40.000 personas. No sólo eso: Erdogan lo ha provocado en un momento concreto, aprovechando la inestabilidad en la zona, y ha puesto en riesgo también la operación contra el Estado Islámico en Irak, porque es ahí donde se concentran buena parte de las milicias kurdas, las únicas que han hecho algo de verdad y sobre el terreno para acabar con los yihadistas. Además, el único paso que había dado Turquía, que ha sido un coladero para la penetración de terroristas a Siria, es permitir a los aviones americanos que utilicen la base de Incirlik, más próxima a la frontera con Siria. En fin, el engaño, ha durado poco. Rafael Esparza rafael@hispanidad.com