• Se repliega para especializarse en operaciones fuera de balance (fondos de inversión) tras romper con Correos.
  • Ahora bien, quiere crecer en la gestión de activos (banca personal, privada y de empresas), no tanto como en pasivo.
  • El problema es que cuando el pasivo cae también está amenazada la plantilla.
  • En cualquier caso, tampoco le gusta el riesgo del crédito: prefiere la comisión.
  • No renovará el acuerdo para vender sus productos y servicios financieros en las oficinas de Correos y Telégrafos, aunque pierde sólo entre el 5% y el 6% del pasivo.
Deutsche Bank afronta una doble renovación: en Alemania, donde su consejero delegado, John Cryan, intenta poner orden desde mediados de año, tras años de desvaríos, y en España, inevitablemente obligada a adaptarse a las nuevos consignas en el grupo germano: adelgazamiento, simplificación de la estructura organizativa y cargar toda la potencia en la banca de inversión. Ese es el sentido del hecho relevante comunicado a la CNMV este viernes por la filial española de Deutsche Bank, en el que anuncia que no renovará el contrato con Correos y Telégrafos, que vence el 16 de marzo, para la distribución de productos y servicios financieros en las oficinas de Correos. Y a partir de ahí, todo es una confirmación de las tesis que ha impuesto Cryan en al grupo bancario alemán: "La división de banca comercial de Deutsche Bank, en línea con la estrategia anunciada por el Grupo, apuesta por reforzar su estrategia de clientes de banca personal, banca privada y de empresas". Mandan los cómodos ingresos por comisiones sobre el riesgo del crédito. Tampoco prescindirá de ese negocio -todo hay que decirlo-, pero en el marco de un perfil de clientes altos y no con cualquier empresa. Prima la banca al por mayor sobre la banca minorista, más propia de las 2.000 oficinas de BancaCorreos en las que dejará de operar a partir de marzo. Ese segmento, no obstante, representa sólo entre el 5% y el 6% del pasivo de Deutsche Bank. El acuerdo con Correos se remonta a 1999, aunque no se concretó en BanCorreos hasta 2006. Eran otros tiempos y con otra estrategia de crecimiento en nuestro país. Esos cambios, anunciados en octubre, forman parte del camino trazado por Cryan para poner orden en un banco tramposo y recuperar su maltrecha imagen tras años de prácticas irregulares. En abril tuvo que afrontar una multa de 2.500 millones de dólares por manipulación de los índices y poco después Jürgen Fitschen, ex copresidente hasta mayo con el defenestrado Anshu Jain, tuvo que sentarse en el banquillo por declaraciones falsas y estafa procesal en un caso anterior. Ahí está el origen de la purga iniciada en junio por Cryan. Las secuelas posteriores fueron las pérdidas récord anunciadas en el tercer trimestre, la confirmación de que se suprimía el dividendo o y el dramático anuncio de un recorte del 25% de la plantilla. Entre esos planes estaba también la retirada muchos mercados extranjeros, pero a España, finalmente, no le afectó en la forma, pero sí en el fondo. De ahí el anuncio de este viernes de su filial. La ruptura del acuerdo con Correos es lo mismo que decir que se repliega para especializarse sobre todo en operaciones fuera de balance (sobre todo fondos de inversión), aunque, ojo, tiene más de 670.000 clientes en España. La gran aspiración de la filial española será crecer en la gestión de activos, pero no sin descuidar el pasivo, que exige plantilla, ni en el crédito, que conlleva más riesgos (aunque tiene una cartera de crédito en torno a 15.000 millones). ¿Qué pasará con sus 230 oficinas y su equipo de 2.600 personas, con una red de más de 300 agentes financieros? Puede seguir todo como está. Antes tenía 248 oficinas. Puede que la cosa no vaya a más. Rafael Esparza rafael@hispanidad.com