• El arma más poderosa, de nuevo, es la fiscalidad: repatriación de beneficios y bajada de impuestos.
  • Apple, Microsoft o Google olvidan sus críticas a Trump por sus políticas migratoria o proteccionista.
  • Al contrario: ahora ven "grandes oportunidades en la reforma migratoria y en cierto proteccionismo exterior".
  • El presidente electro encarrila al sector del mismo modo que con los fabricantes General Mortors o Ford.
El presidente electo americano, Donald Trump, ha empezado con el sector del automóvil, para que vuelva a EEUU, lo que no quiere decir que se haya olvidado del sector tecnológico, con estandartes globales -Apple, Microsoft, Google, Amazon, Facebook, Intel, IBM, Cisco, Tesla, Oracle- que valen en bolsa tres billones dólares, equivalentes al PIB de Alemania. Trump también doblegar a esos gigantes y utilizará para ello un arma poderosa: la fiscalidad. Es lo que ha explicado, básicamente, Gary Shapiro, presidente ejecutivo de la patronal que agrupa a esas empresas (la Asociación de Tecnologías de Consumo), que más conciliador, como el propio Trump, para acercar posiciones Silicon Valley y la política económica del nuevo Gobierno de EEUU. "Hay muchos puntos en común entre la comunidad tecnológica y los planes de Trump, que sin duda ayudarán al crecimiento del país". Estas declaraciones de Shapiro llegan justo antes de la feria tecnológica más importante del mundo, la que se celebra en Las Vegas entre los días 5 y 10 de enero y eso, ya me entienden, es lo más parecido a decir todo lo contrario de las diferencias que han exhibido los prohombres tecnológicos de EEUU durante campaña electoral. La mayoría de ellos, de hecho, se pronunció abiertamente a favor de Hillary Clinton y se despachó a gusto en contra un trasnochado Trump. Pero la feria de La Vegas (Consumer Electronics Show) es también el mejor barómetro para medir el sector (3.800 expositores de 150 países). Ahora bien, ¿cuál será el arma?: la misma que la empleada por Trump para repatriar al automóvil. En otras palabras, como ha dicho Shapiro, "repatriación de beneficios, corporativos, la bajada de impuestos para las empresas, una reglamentación menos asfixiante y la inversión en infraestructuras". Sorprendentemente, Shapiro ha aclarado algunas cosas más, aparte de que la negociación entre las partes avanza, que están en el polo opuesto de las denuncias contra Trump lanzadas por los gurús tecnológicos durante la campaña, como la emigración, el proteccionismo, las tensiones con China o las deslocalicación de empresas. Al contrario que entonces, Shapiro, ahora, "vemos grandes oportunidades en la reforma migratoria estratégica y comercial, incluyendo cierto proteccionismo exterior que nos puede servir de ayuda para firmar acuerdos que tengan sentido para los americanos". Grita y pliega. Es lo más parecido a los pasos que está dando el sector del automóvil. Primero fue la amenaza de Trump a General Motors, primer fabricante americano, con "grandes aranceles" si continuaba produciendo coches en México, y a ese llamamiento ha seguido la decisión de Ford, segundo fabricante, que ya ha anunciado que cancela una inversión de 1.600 millones en México y a cambio destinará 700 millones a ampliar la producción de vehículos eléctricos en Michigan. La primera aproximación de Trump a los gigantes tecnológicos americanos fue a mediados de diciembre, cuando se reunió con sus representantes, pero las negociaciones siguen. Alguno de ellos sonrojó cuando el presidente elector dijo eso de "queremos que continúen con la increíble innovación. No hay nadie como ustedes en el mundo". Uno de ellos fue el presidente de Amazon, Jeff Bezos, blanco de la ira del magnate por su supuesta utilización de su diario The Washington Post para atacar al republicano. Parece, por tanto, que las tecnológicas pliegan velas, las mismas que hicieron pública su apuesta por la independencia de California frente a la rancia política de Trump. Rafael Esparza