Consejo de Ministros del viernes 13 de abril. El ministro portavoz, Méndez de Vigo, termina recordándonos que es el Día Internacional del Beso y entonces, para demostrar su carácter global, aconseja a los periodistas presentes. “Hagan ustedes caso”. Y esto es bello e instructivo, porque demuestra que el Gobierno Rajoy está viviendo un proceso de rearme ideológico.

Esto es lo importante. No lo es, por ejemplo, que España aún no haya tomado partido sobre un posible ataque a Siria por parte de Occidente y capitaneada por Estados Unidos. España no interviene ni a bien ni a mal. Y en la otra opción sobre el polvorín islámico, la más genérica, la que consiste en saber si hemos de estar con sunitas o con chiítas, España tampoco responde, aunque, eso sí, le vende armas de Mohamed Bin Salman, el tirano, por ahora tirano heredero, de Arabia Saudí.  

Sin embargo, Mariano Rajoy, en su rueda de prensa posterior, junto al primer ministro danés, Lars Løkke Rasmussen (con perdón), nos habló de Siria en términos mucho más profundos. Nos dijo, al menos, dos cosas.

La primera, que no le gustan las armas químicas. La verdad es que todos estábamos pensando en que un presidente del Gobierno, del cuarto país de la UE, dijera si el ataque químico era cierto o inventado, como aseguraba en la misma mañana del viernes el Gobierno ruso, mientras a última hora del jueves el propio Pentágono admitía sus dudas al respecto. Sí, las imágenes pueden ser un montaje.

Dos, la guerra de Siria: si España apoya o reprueba el ataque a Siria por parte de Estados Unidos, Reino Unido y Francia. Y aquí don Mariano fue claro, casi taxativo: que lo arregle la ONU. Y eso está muy bien, oiga, porque para eso está la ONU.

España no se pronuncia, aunque al presidente no le gustan los ataques químicos

Cristina Cifuentes. Ahí, don Mariano ha atinado un poco más. Sí señor. Cuando le han dicho si Cifuentes deberá dimitir se ha acogido al “y tú más”. Recordó el viejo refrán de “consejos vendo y para mí no tengo”, en referencia a que ha habido muchos más inflados de currículo mucho más graves que el de Cifuentes.

Caso Cifuentes: y usted más. No importa que Cifuentes mienta porque otros han mentido más

Y es cierto que ni falsear su trabajo fin de master es lo peor que ha hecho Cifuentes, y es cierto que otros han inflado su currículo mucho más que Cifuentes. Ahora bien, eso significa que ya estamos jugando al “Y tú más”.

Mejor lo del ministro portavoz, nadie ha demostrado aún que Cifuentes mintiera

¿Y Cataluña? No puede haber una rueda de prensa de Consejo de Ministros sin Cataluña. La querella contra el juez Pablo Llarena fue una pregunta dirigida contra Méndez de Vigo y contra Rajoy. Por partida doble y ambos la lidiaron bien, sí, en serio, porque, en efecto, con el separatismo catalán no se puede hacer otra cosa que responder siempre la mismo.

Aunque el Gobierno se rearma ideológicamente: en el Día internacional del Beso, Méndez de Vigo nos anima a besarnos

En un par de generaciones, uno de los dos bandos se cansará de la milonga semanal.