• O lo que es lo mismo: deja sin referencias a los inversores de cómo va a capear en la tormenta.
  • También añade más incertidumbre a los débiles resultados trimestrales y a las sinergias que esperaba de la fusión.
  • Iberdrola, mientras, ha presionado para corregir los errores de gestión, lo que explica los cambios en la cúpula.
  • En bolsa sigue el castigo sin que se vea hasta qué cota puede corregir el valor, ¿a 9 euros? (en mayor cotizaba a 21).
La multinacional germana Siemens está en vísperas de una profunda reestructuración y su filial eólica, Siemens Gamesa, en una crisis de credibilidad, tras dos profit warnigs en menos de cinco meses. Ahora bien, lo más preocupante de esta última es el retraso del plan estratégico comunicado en un hecho relevante a la CNMV el viernes, 20. Eso explica que el castigo en bolsa siga este lunes y que el valor roce ya los 11 euros, la referencia en el mínimo respecto a los máximos de mediados de mayo, en 21 euros.  No sólo eso, pierde también todo lo que había recuperado en septiembre y octubre (en torno al 20%), lo que podría llevar el valor hacia los 9 euros. Frente a esa situación, el único flotador era el plan estratégico, pero ese flotador pincha tras la decisión de retrasarlo desde el 15 de noviembre al mes de febrero. Dicho de un modo sencillo: los inversores se quedan sin pistas para el próximo ejercicio y sin la capacidad de respuesta, a corto plazo, a la tendencia negativa en ingresos, beneficios y el proceso de integración, que posiblemente constaten los resultados de su cuarto trimestre fiscal (la presentación será el 6 de noviembre). Las sinergias esperadas de la fusión (230 millones de euros) también quedan en cuarentena, del mismo modo que los resultados, duda a la que contribuyen, no poco, los cambios en el equipo directivo, que afectan a la dirección financiera y al nombramiento de un nuevo consejero delegado en el negocio offshore. Es, en fin, otra prueba del fracaso en la gestión de Rosa García, la presidenta, teniendo en cuenta que el Ceo de ese negocio llevaba en el cargo desde mayo. En los cambios ha pesado la presión de Iberdrola, que tiene un 8% en el capital y que ha visto, como los analistas, que la gestión no era acertada. Rafael Esparza