• 154.000 unidades, lo que permite a SEAT entrar en otra gama superior.
  • Con ello, el grupo VW consigue que la marca de Martorell entre en el segmento de los SUV.
  • Justo en vísperas de la llegada de su primer correcamino, que aún no tiene nombre.
  • Y las ventas vuelven al nivel de 2007.
  • Precisamente por eso, El Gobierno amenaza con lanzar su último PIVE. El sector ya no necesita ayudas, asegura Jaime García-Legaz.
  • En cualquier caso, el optimismo reina en SEAT: con una plantilla total de 14.000 personas, de los 800 fichajes temporales, más de 350 se han convertido en fijos desde el 1 de enero.
  • Y más: SEAT no se marchará de Cataluña aunque ésta se independice. Bueno, la verdad es que en VW no creen posible tal independencia.

El optimismo reina en la factoría de SEAT en Martorell. Ya pasaron los años grises en los que la multinacional Volkswagen se planteaba el cierre y exigía más ayudas públicas. Ahora las ventas han vuelto al nivel de 2007, los 14.000 empleados no temen por su trabajo e incluso de los 800 eventuales contratados en 2013 más de 350 han pasado a fijos desde el 1 de enero.

Lo más importante: tras el fiasco del tercer Toledo, el modelo León se ha asentado en el mercado. Por vez primera, en 2014, con 150.000 automóviles vendidos, el León ha superado al Ibiza. Esto no es baladí: recuerden que el León pertenece a un segmento más alto, más caro, para gente de mayor poder adquisitivo. Con ello entra en ese segmento que era vital para SEAT, como lo es la llegada del primer correcamino de la compañía, que aún no tiene nombre. Ya saben ese automóvil tan querido por las señoras conductoras, dado que si se pegan un golpe contra otro lo más probable es que el otro salga perdiendo. En cualquier caso, con el afianzamiento del León y la llegada de un todo terreno -o casi- SEAT deja de ser una marca menor.

Sólo hay un pero que empaña tanto jolgorio: el hecho de que el PIVE se acaba. Al menos eso es lo que ha dado a entender el secretario de Estado de Comercio exterior, Jaime García-Legaz. Lógico, se supone que la subvención no debería ser eterna y el mercado, se supone también, ya no necesita muletas.

O eso es lo que parece.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com