- La energética aumenta su beneficio neto del primer semestre un 35,3%: 809 millones.
- Y a eso suma otros 1.200 millones, para reducir deuda, por el reembolso del impuesto tras Fukushima, declarado inconstitucional.
- Compensa el recorte del margen en generación con los ingresos y el negocio de redes de Innogy.
- La filial sigue en las quinielas para su venta, pero la compañía prefiere no entrar al trapo.
Se repite con
RWE la tendencia mostrada por la otra gran energética alemana,
E.On, con lo que toma cuerpo la superación de la gran crisis provocada por el
apagón nuclear decretado por
Merkel. Esa crisis ha sido aliviada también por el fallo del
Tribunal Constitucional germano, que declaró inconstitucional el impuesto sobre la energía nuclear, creado tras el accidente en
Fukushima (2011), una
bofetada a la antinuclear Angela Merkel.
Los
resultados semestrales de RWE confirman un
beneficio neto por encima de las expectativas, 2.700 millones, frente a los 457 millones de hace un año, también las previsiones para el año y se apunta, además, una importante
reducción de deuda en 1.200 millones (5,4%), hasta 21.476 millones, por la devolución del impuesto nuclear,
como en el caso de E.On.
Sin ese impuesto, no obstante, el beneficio neto, que se dispara 485%, queda en 809 millones, un 35,3% más, con un
Ebitda que crece un 17%, hasta 2.204 millones.
La compañía reduce los márgenes en generación, que compensa con el aumento de ingresos por comercialización y el negocio de redes de
Innogy, que cotiza en bolsa aunque RWE mantiene una participación 76,6%.
Durante los últimos meses se ha hablado bastante de la
venta de esa filial, contando incluso el plan de
Macron para fulminar a
Mestrallet, mediante una
fusión de altura entre RWE y Engie, pero el presidente ejecutivo,
Rolf Martin Schmitz, ha preferido abstenerse. "No estamos en Innogy bajo presión de venta", se ha limitado a decir.
Rafael Esparza