• El rescatado RBS eleva de 3.653 a 7.895 millones para un acuerdo por su papel en la crisis de las subprime.
  • El Estado lo salvó de la quiebra en 2008 al comprar el 80% y todavía conserva el 72,6%.
  • Royal es un pozo sin fondo para el Gobierno: puso 61.000 millones y en 7 años ha perdido 67.500 millones.
  • Pero no desespera: cree que un acuerdo con la Justicia USA allanaría el camino para privatizarlo.
Todo funciona en las tripas de Royal Bank of Scotland (RBS) para un empeño difícil no, lo siguiente: su privatización. Pero el Gobierno británico se planteará una y otra vez sino hubiera sido mejor dejar que quebrara. Desde entonces, es un buen ejemplo de lo escaldado que puede salir un Estado. Este jueves, la entidad británica ha señalado que no basta con lo que había provisionado para salvar el litigio con el Departamento de Justicia de EEUU por su responsabilidad en la crisis de las subprime, y añade otros 3.653 millones de euros (cuarto trimestre), hasta los 7.895 millones. Claro que esa aportación no tiene otro fin, aparte de la multa a pagar, que allanar el camino para su privatización, tan deseada como complicada. El Estado lo salvó de la quiebra en 2008 al comprar el 80% y todavía conserva el 72,6%. Royal Bank, de hecho, es un pozo sin fondo para Londres: puso 61.000 millones y en los siete años transcurridos desde entonces ha perdido 67.500 millones. En la última operación para salir poco a poco, en agosto de 2016, Londres vendió un 5,4%, pero con unas pérdidas de 1.543 millones. Así lo ha expresado el consejero delegado de RBS, McEwan: "Queremos dejar atrás los problemas por los litigios heredados", y a partir de ahí estar en mejores condiciones de "buscar los mejor para nuestros accionistas, clientes y empleados". Rafael Esparza