• Y Rajoy, obediente, arremete contra Hungría en vísperas de la Cumbre europea sobre los refugiados sirios.
  • Es una exigencia de Merkel a cambio de su apoyo frente al independentismo catalán.
  • Los partidarios de abrir las fronteras temen que se pase el efecto Aylan.
  • Sin embargo, Europa sigue sin unificar sus políticas de inmigración.
  • Y sin comprometerse en Siria, con la excepción de Reino Unido y Francia.
La canciller alemana Angela Merkel (en la imagen junto a Rajoy) ha presionado, con éxito, como siempre, al presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, para que apoye su postura de apertura a los refugiados sirios. En la tarde del martes comienza la Cumbre de Ministros del Interior para aceptar 120.000 refugiados y a renglón seguido la Cumbre de jefes de Gobierno de la UE. No será Mariano Rajoy quien desobedezca a Berlín. De inmediato, el inquilino de Moncloa ha realizado unas declaraciones ensañándose con Hungría, como ejemplo de lo que no se debe hacer. Según cuentan en la fontanería monclovita, Rajoy no puede desobedecer a Merkel porque es Berlín quien ha mostrado una clarísimo apoyo a la unidad de España y frente al secesionismo catalán. El caso es que Hungría, Chequia, Eslovaquia y Polonia serán  el enemigo a batir. Y el caso es que si bien la postura alemana en materia de acogida (lo urgente) resulta encomiable, lo cierto es que nadie en Europa se plantea ni la unificación de la política de inmigración en la UE (que deben ser generosos y de fronteras abiertas) ni ir al fono del problema: intervendría en Siria contra el Estado islámico para detener la sangría. Por ahora allí sólo interviene Reino Unido, al rebufo de la desastrosa política estadounidense en la zona, y Francia, que no tiene capacidad para mermar al Estado islámico. Eulogio López eulogio@hispanidad.com