• El último informe PRES del supervisor, fechado en noviembre, le daba el nivel 3, empatado con los otros tres grandes bancos.
  • Y sólo superado (nivel 2) por Santander y BBVA.
  • Por ejemplo, estaba bien preparado para la retirada masiva de dinero.
  • El Popular ya había superado su segunda ampliación de capital (2.500 millones) y el Consejo ya estaba roto.
  • De hecho, el uno de diciembre la entidad anunció el nombramiento de Emilio Saracho como nuevo presidente.

En el último Proceso de Revisión y Evaluación Supervisora (PRES), realizado en noviembre de 2016, el Banco Central Europeo (BCE) dictaminó que el Popular estaba en el nivel 3, junto a Caixabank, Bankia y Sabadell. Ojo, estamos hablando de un proceso que analiza mucho más que el nivel de solvencia o capitalización de un banco. El PRES incluye el modelo de negocio, el Gobierno interno y la gestión de riesgos, los riesgos para el capital y los riesgos de liquidez y financiación de la entidad. En definitiva, se trata de un examen profundo cuyas conclusiones son de vital importancia para los bancos. En otras palabras y según fuentes del Banco de España, el BCE dictaminó que el Popular era tan rentable como Caixabank, Bankia y Sabadell. Sólo fueron superados (nivel 2) por el Santander y el BBVA. Ninguno de los grandes bancos españoles estaba en el nivel 4 (suspenso) ni, por supuesto, en el 5. Ahora bien, también es cierto que ninguno alcanzó la máxima puntuación (nivel 1). En cualquier caso, llama poderosamente la atención que el BCE otorgase al Popular el nivel 3 (bien/notable) y sólo medio año después lo interviniera y entregara al Santander por un euro. ¿De verdad que un banco se puede deteriorar tanto en tan poco tiempo? Porque, como hemos señalado antes, el SREP es un análisis exhaustivo de todas las facetas de la entidad. Por ejemplo, el BCE examina la capacidad del banco para atender necesidades de efectivo específicas, por ejemplo, en momentos de incertidumbre económica en los que los depositantes puedan retirar mucho más dinero de lo habitual. Es decir, el BCE certificó que el Popular estaba bien preparado para afrontar una retirada masiva de dinero. El supervisor también se fija en el modelo de negocio: evalúa la estructura de cada entidad, es decir, si desarrolla un amplio abanico de actividades o si se centra sólo en algunas líneas de negocio. Por ejemplo, una entidad centrada en el transporte marítimo sería muy vulnerable aúna desaceleración del comercio mundial o excesivamente generosa en sus préstamos a armadores, y necesitaría gestionar ese riesgo. En cuanto al Gobierno interno y la gestión del riesgo, el BCE examina la estructura organizativa y realiza un seguimiento de sus órganos de administración. Por supuesto, el supervisor es el encargado de verificar que los riesgos se gestionan adecuadamente. Pero aún hay más, porque el BCE también analiza los riesgo para el capital. Por ejemplo, si la entidad en cuestión dispone de una red de seguridad suficiente para absorber las pérdidas derivadas de la morosidad de sus prestatarios. En definitiva, según el BCE, el Popular estaba bien preparado para afrontar el ejercicio 2017. Porque conviene recordar que cuando el BCE le otorga en nivel 3, el banco ya había superado su segunda ampliación de 2.500 millones de euros y, por si eso no fuera suficiente, el Consejo de Administración ya estaba roto. De hecho, el uno de diciembre el Popular anunció que Ángel Ron sería sustituido por Emilio Saracho. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com