• Y acalla los rumores del lunes: en efecto, sustituirá a Ángel Ron como candidato.
  • Pero no acepta tutelas: no quiere ni a Aparicio Valls ni a Reyes Calderón ni a Antonio del Valle.
  • Acepta el plan de saneamiento de Ángel Ron y busca 3.000 millones de euros de dinero nuevo.
  • Al tiempo, emerge José Francisco Mateu Istúriz, como hombre fuerte de la vieja guardia, probablemente en calidad de vicepresidente.
El fin de semana y durante la mañana del lunes 12 se dispararon todas las alarmas. Una vez que el 'Boletín Oficial' del Banco Popular, es decir, el diario Expansión, había anunciado que Emilio Saracho (en la imagen) sustituiría a Ángel Ron como presidente del Popular, todo se dio por hecho. Quizás, demasiadas cosas. Lo cierto es que el Banco de España y el Gobierno no estaban nada contentos, no por el cese, ni por el nombramiento, sino por cómo se habían hecho las cosas. El Gobierno porque, como repite Guindos, ningún banco español está en problemas, el Popular tampoco. El gobernador Linde se queja de que Reyes Calderón, la que inició todo el proceso, se fue al Banco de España y aseguró que Emilio Saracho ya había dicho sí. Eso no era cierto y luego hubo que enviar al consejero José Ramón Estévez a negociar con él los flecos… y algo más que los flecos. No es de extrañar que Saracho haya advertido que no admite tutelas, ni de Reyes Calderón, ni de  Antonio del Valle, ni tampoco de su adversario, el secretario del Consejo, Aparicio Valls. Por cierto, la Sindicatura ha pasado a ser dirigida por el abogado del Estado José Francisco Mateu Istúriz, el que fuera vicesecretario del Consejo de Repsol y que está llamado a la vicepresidencia de la entidad. Por si fuera poco, hablamos de un relevo traumático en el que el presidente veterano se queda un mes dirigiendo los destinos del banco, y eso resulta un poco extraño. Y es que, claro que Saracho estaba dispuesto a hablar, pero no había dicho sí. Tampoco gustaron en el Banco de España algunas amenazas de escándalo, especialmente por parte del mexicano Antonio del Valle, ni la actitud de Arias Mosquera, que dirigió un banco antaño salvado por el Popular de Ron. No, ni el Gobierno ni el Banco de España están contentos con los ganadores. Lo que ocurre es que la presión bursátil se hizo insoportable y dejaron de defender a Ángel Ron. Además, Ron puso dos condiciones para su retirada: que mantuvieran la independencia del Popular y que se aceptara su plan de saneamiento: Sunrise (6.000 millones), otros 9.000 millones de activos inmobiliarios en venta y, atención, 2.000 millones de euros en pérdidas en 2016, que exigirán una ampliación de capital de no menos de esos 2.000 millones, preferentemente 3.000. Precisamente, ese es el reto de Emilio Saracho. Si consigue el dinero habrá presidente para mucho tiempo. Máxime cuando él defiende la independencia del Popular y tampoco, al igual que Ron, habría aceptado la oferta de fusión de última hora, la de Francisco González, de BBVA. En cualquier caso, Saracho ha despejado dudas: sí, acepta ser presidente del Popular, acepta seguir el plan de saneamiento aprobado por el Consejo bajo la Presidencia de Ron y acepta mantener la independencia del banco. Ahora debe conseguirlo. Eulogio López eulogio@hispanidad.com