• Al tiempo, presiona a BBVA y Santander para que no se hagan los interesantes.
  • Y no quiere utilizar la pieza Bankia: exigiría pedir demasiados permisos a Europa.
  • En el Gobierno acusan a Santander y BBVA de perjudicar la solvencia del Popular.
  • Y a Saracho de no hacer su trabajo de saneamiento.
No habrá intervención del BCE. Es el propósito firme del Gobierno que no quiere, bajo ningún concepto, que el Popular se convierta en el primer banco que haga uso del nuevo sistema europeo de resolución de entidades, aprobado en 2014. El sistema financiero español ya está saneado, gracias a los decretos Guindos, por supuesto, y no estamos dispuestos a que el Popular se lleve la medalla de oro del MUR. Al tiempo, el Ejecutivo, con el ministro de Economía a la cabeza, presiona a BBVA y Santander para que no se hagan los interesantes y presenten una oferta firme por la entidad. Lo cierto es que en el seno del Gobierno están muy molestos con la actitud de los dos bancos a los que acusan de perjudicar la solvencia de la entidad que preside Emilio Saracho. No de manera directa, ciertamente, pero sí indirectamente ya que, cada día que pasa y no se despejan las incertidumbres, la cotización perfora el suelo de la jornada anterior dañando seriamente la imagen del banco. Pero ni Ana Botín ni Francisco González han variado su actitud hasta el momento. La primera mira hacia otro lado cada vez que alguien cita al Popular, mientras que el segundo pretende que le regalen el banco. Pero cuidado: puede que el banco se abarate cada día que pasa, pero su deterioro también se agranda. Siendo eso así, lo cierto es que la relación de Botín con Saracho viene de lejos y no ha sido, precisamente, buena. Cuando Saracho se marchó del Santander, el entonces presidente le preguntó el motivo: porque me haces trabajar con tu hija, que es insoportable, le respondió. Pasados los años, doña Ana, ya presidente del Santander, y don Emilio se amigaron, pero aquella situación no duró mucho y volvieron a cabrearse, hasta hoy. Las acusaciones del Gobierno no terminan ahí. A Saracho le echan en cara que no esté haciendo su trabajo, que no es otro que el de sanear el banco. Para eso fue nombrado presidente, en sustitución de Ángel Ron. Pero, como dice uno de los banqueros más importantes de España, no se puede fichar a un motorista para correr el Tour, porque no sabe pedalear. Así las cosas, el Gobierno no quiere utilizar la pieza Bankia: exigiría pedir demasiados permisos a Europa. Ahora bien, el ministro Guindos no es ajeno a la situación actual del Popular, al menos en cuanto a su cotización se refiere. Fue él quien, en una reunión en la sede de Ernst & Young, en Madrid, afirmó que, efectivamente, el que se hiciera con el Popular tendría que aportar 6.000 millones de euros. Mientras, se agudiza la crisis bursátil del banco. Las acciones han cerrado este martes con una caída del 6,2% y cotizan a 31 céntimos. El Popular vale unos 1.300 millones de euros. Una ganga. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com