• Unos 200.000 salvadoreños que viven en Estados Unidos desde 2001 deberán retornar a su país en 2019 por orden del Gobierno de Donald Trump.
  • El TPS es un programa temporal, renovable y autorizado que permite a los migrantes quedarse y trabajar legalmente en Estados Unidos durante un periodo en el que resulta inseguro, para los salvadoreños en este caso, volver a su país.
  • La Iglesia de EEUU lo lamenta: "Dios nos ha llamado para cuidar al extraño y al marginado. Nuestra nación no debe darle la espalda a los receptores del TPS y sus familias: Ellos también son hijos de Dios", dicen obispos.
Unos 200.000 salvadoreños que viven en Estados Unidos desde 2001 deberán retornar a su país en 2019 por orden del Gobierno de Donald Trump, según dijeron funcionarios estadounidenses el lunes, informa Reuters. La terminación del estatus de protección temporal (TPS por su sigla en inglés) de los salvadoreños entrará en vigor el 9 de septiembre de 2019, para darles tiempo de irse o buscar la residencia legal, y para que El Salvador se prepare para su regreso, dijeron las autoridades. El TPS es un programa temporal, renovable y autorizado que permite a los migrantes quedarse y trabajar legalmente en Estados Unidos durante un periodo en el que resulta inseguro, para los salvadoreños en este caso, volver a su país. La decisión de poner fin al TPS para los salvadoreños es parte de una medida más amplia de la administración Trump para deportar a los inmigrantes ilegales en Estados Unidos. La decisión fue duramente criticada por organizaciones que dijeron que desde Estados Unidos se ignoró la violencia en El Salvador, que tiene una de las tasas de homicidios más altas del mundo. "Este es un golpe fuerte para todos, en su mayoría somos personas que declaramos impuestos, no estamos viviendo del Gobierno, no somos delincuentes", dijo a Reuters Patricia Hernández, una salvadoreña de 53 años que administra una empresa subcontratista de construcción en Estados Unidos. "Quitar (el TPS) en este momento nos duele, además de cómo están las cosas en nuestros países, que no es nada fiable", agregó, haciendo referencia a la situación en El Salvador, azotado por la violencia de pandillas. "Yo creo que esto es una injusticia tremenda en contra, no solo de los salvadoreños, sino también de los hondureños, hondureñas. Gentes con familias, con casas, con hijos nacidos aquí. Entonces esto es una tiranía, en realidad, lo que está ocurriendo en este país, y es hora de pararla", clama Lindolfo Carballo, un salvadoreño que llegó a Estados Unidos en 1990 bajo la protección del TPS. La administración de Trump se ha enfrentado a una serie de fechas límite durante el año pasado para decidir si pone fin al estado de protección de los inmigrantes en Estados Unidos, cuyos países de origen se han visto afectados por desastres. Los funcionarios han dicho que el TPS proporciona un refugio temporal para las víctimas, no un estado permanente. El gobierno de El Salvador dijo en un comunicado que recibió la comunicación del fin del TPS y dijo que la "prórroga de 18 meses" se logró gracias a las gestiones de su cancillería. Los haitianos y nicaragüenses perderán su estado de protección en 2019 y los hondureños podrían perder el suyo a fines de este año. El estado de protección de los inmigrantes de Sudán del Sur se extendió hasta mayo de 2019. A los salvadoreños les fue concedido este estatus después de dos terremotos en 2001 que mataron a más de 1.150 personas y dejaron a cientos de miles sin hogar. Al respecto, el Presidente del Comité de Migración del Episcopado estadounidense, Mons. Joe. S. Vásquez, afirmó que la decisión de poner fin al TPS "es muy dolorosa". El también Obispo de Austin, Texas, dijo que "como se precisa en el informe de nuestra delegación que viajó recientemente a la región, El Salvador no está, en este momento, en capacidad de manejar adecuadamente el regreso de alrededor de 200 mil salvadoreños". Con esta decisión, más de 190 mil niños que son ciudadanos de Estados Unidos y que son hijos de beneficiarios del TPS, tienen ahora "un futuro incierto. Las familias terminarán innecesariamente separadas debido a este decisión". "Creemos que Dios nos ha llamado para cuidar al extraño y al marginado. Nuestra nación no debe darle la espalda a los receptores del TPS y sus familias: Ellos también son hijos de Dios", dijeron los prelados. Los obispos solicitaron también al Congreso que trabaje para encontrar una solución legal para quienes reciben el TPS desde hace tiempo. Para concluir, los prelados se dirigen a los beneficiarios del TPS y "a quienes se ven obligados a huir de sus hogares", y les renuevan su solidaridad y cercanía con la oración. José Ángel Gutiérrez joseangel@hispanidad.com