• Las cuentas reflejaban la situación real del Grupo, sólo que el grupo no era viable.
  • Y la principal 'culpa' de Rodrigo Rato consistió en fusionar siete entidades.
  • No se convierte uno en gran banquero de la noche a la mañana.
  • El inspector jefe Casaus consideraba inviable el proyecto, salvo con la entrada de nuevos inversores.
  • Pero también recordó que había más de 3.000 millones de provisiones genéricas.
  • Y en cualquier caso, el dinero solicitado por Goirigolzarri tras la nacionalización demuestran… que la cantidad solicitada era la necesaria.
Si uno lee las noticias sobre las declaraciones del inspector jefe del Banco de España, José Antonio Casaus ante el juez, que han llenado las portadas del fin de semana, se diría que el Banco de España toma postura con los que piensan que la OPV de Bankia fue una estafa. Pues no. Lo cierto es que Casaus viene a repetir la clave de todo el caso Bankia, que el juez Fernando Andreu ha elevado a categoría nacional con un argumento peligroso: siempre que pierdes en bolsa es que has sido objeto de un engaño. De hecho, el Banco de España siempre ha dicho, sobre el asunto concreto por el que se juzga la OPV de Bankia (contabilidad engañosa) que no había tal y que la contabilidad reseñaba a la perfección las cuentas reales de la entidad, tal y como adelantara Hispanidad al publicar la remisión de un informe del instituto inspector (antes, ahora menos)  a un juez de Navalcarnero que preguntaba por la cuestión. Porque vamos a ver, una cosa es que en la caída de Bankia haya culpables y otra, bien distinta, es que los culpables hayan cometido delito. Y por cierto, Casaus no ratifica, como parecía colegirse del ruido mediático del pasado viernes, a los inspectores favoritos del juez Andreu, Antonio Busquets y Víctor Sánchez. En tal caso lo contrario: Casaus recuerda que había provisiones para cubrir emergencias y que la contabilidad no mentía. Otra cosa es que también dijera que Bankia era tarea imposible. Incluso acertó cuando habló de 15.000 millones de euros necesarios, dado que no menos, sino algo más, fue lo que luego solicitaría Gorigolzarri (y lo que había que haber hecho era dejarla quebrar, dicho sea de paso). En resumen, no hubo delito en Bankia por parte de Rodrigo Rato y todo su equipo. El pecado, y no es menor, de Rato, en Bankia, consistió en pensar que podía convertirse en un gran banquero de la noche a la mañana. A costa de fusionar siete cajas de ahorros. Si ya es una locura una fusión de dos, imagínense una fusión de a siete. Y de seis comunidades distintas. Como para pasarse al enemigo. Pero una cosa es la ambición y otra la estafa. En Bankia hubo ambición desmedida, no estafa dolosa. El resto, es pura manipulación. Eulogio López eulogio@hispanidad.com