• 26 millones de ciudadanos yemeníes se ven afectados por la guerra que se libra desde hace más de dos años en su país.
  • La ONU y Occidente en general ignoran, a propósito, la violencia saudí (sunitas) contra los rebeldes yemeníes (chiítas).
  • Y, para colmo de males, el brote de cólera que se registra desde finales de abril en el país ha dejado ya más de 344.700 casos sospechosos y 1.784 muertos.
En la guerra en Yemen, una coalición de estados sunitas liderados por Arabia Saudí, con el apoyo de Estados Unidos, se enfrenta a un grupo rebelde encabezado por chiítas, conocidos como los hutíes. La coalición que encabezan los sauditas ha explicado que esta intervención es, en parte, un esfuerzo para rechazar la influencia regional de Irán. Los rebeldes hutíes, musulmanes chiítas que durante mucho tiempo se han sentido marginados en el país de mayoría sunita, han ganado territorios en Yemen desde enero, incluyendo la capital Saná, y su avance obligó ese mismo mes a dimitir al presidente sunita Abu Rabu Mansour Hadi y a su gabinete. En ese contexto, 26 millones de ciudadanos yemeníes se ven afectados por la guerra que se libra desde hace más de dos años en su país. Los medios apenas cubren la guerra y  la ONU y Occidente en general ignoran, no se sabe si a propósito, la violencia saudí contra los rebeldes yemeníes. Y es que este conflicto de Yemen es peor en cuanto al aislamiento y olvido al que se condena a sus ciudadanos, que ni siquiera pueden recibir la ayuda humanitaria que diversas ONG intentan distribuir para frenar el avance del cólera y la hambruna, apunta El Observador. Y, para colmo de males, el brote de cólera que se registra desde finales de abril en el país ha dejado ya más de 344.700 casos sospechosos y 1.784 muertes asociadas, de acuerdo con el último balance ofrecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), recoge Antena 3. Según destaca la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), se trata del "peor brote en el mundo" de la enfermedad, con una media de 5.000 casos diarios a finales de junio y una muerte casi cada hora. Los niños menores de 15 años representan el 40 por ciento de los casos sospechosos y una cuarta parte de las víctimas mortales, mientras que los mayores de 60 años suponen el 30% de los fallecidos por el brote. Aunque el cólera es endémico en Yemen, la ONU sostiene que el brote actual es resultado directo del conflicto que afecta al país desde hace más de dos años y que ha diezmado el sistema sanitario, además de dañar infraestructuras clave y dejar a 15,7 millones de personas sin acceso adecuado a agua potable y saneamiento. Además, según resalta la OCHA en su último informe, en los últimos diez meses unos 30.000 trabajadores sanitarios no han cobrado sus salarios, al país han llegado solo un tercio de los suministros médicos fundamentales y la basura se ha amontonado en las ciudades. De hecho, sostiene la OCHA, "las cifras actuales de casos de cólera probablemente son inferiores a la magnitud real de la epidemia, ya que solo el 45% de las instalaciones sanitarias funciona y los sistemas de vigilancia son débiles". Lo que queda del sistema sanitario yemení se está viendo superado ante la carga de casos y los esfuerzos que se están haciendo para frenar la propagación de la enfermedad, incluido el envío de material de rehidratación, no está siendo suficiente. A principios de julio, de los 309 distritos con casos de cólera, solo había presencia para combatir la enfermedad en 121 de ellos, según la OMS. Andrés Velázquez andres@hispanidad.com