La Mesa del Parlament ha admitido este martes la delegación del voto del exconseller y actual diputado de ERC Antoni Comín, que se encuentra en Bélgica pendiente de saber si es extraditado o no en virtud de la euroorden impulsada por el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena, informa RTVE.

Se trata de un voto decisivo ya que permitiría una investidura sin la CUP en segunda vuelta y solo con los 66 votos favorables de Junts per Catalunya y ERC, que superarían los 65 del bloque no independentista (Ciudadanos, PSC, Catalunya en Comú y PPC). Los anticapitalistas han dejado claro que mantendrán la abstención salvo que el candidato sea Carles Puigdemont y para esa segunda votación solo es necesario más votos a favor que en contra.

La Mesa ha admitido así la solicitud presentada este lunes por Comín para delegar su voto en el portavoz del grupo parlamentario de ERC, Sergi Sabrià "durante el tiempo que dure" la imposibilidad de acudir al hemiciclo, puesto que no puede abandonar Bélgica a la espera de que las autoridades judiciales se pronuncien sobre su entrega.

Comín, procesado por rebelión y malversación en la causa por el 'procés', era el único diputado del Parlament que vive en el extranjero que todavía no había pedido la delegación de voto. El pasado 3 de abril la Mesa del Parlament aprobó, con la oposición de los letrados, este voto delegado para Carles Puigdemont, que está en libertad bajo fianza en Alemania.

La petición de delegación es polémica ya que el exconseller Comín se fue a Bélgica, junto a Puigdemont y otros exconsellers, para no comparecer ante el Tribunal Supremo y existe un auto del Tribunal Constitucional que advierte de que "los miembros de la Cámara sobre los que pese una orden judicial de busca y captura e ingreso en prisión no podrán delegar el voto en otros parlamentarios".

Al final se trata de mojarle la oreja a Madrid y vivir en el conflicto permanente. Y parece que lo consiguen.