• Afirma que no han tenido problemas de libertad religiosa, pues el prestigio de la Iglesia es grande y hay buena relación con las autoridades.
  • Incluso con el presidente Kuczinski, "un liberal moderado" que defiende el aborto. "El peligro son los procomunistas y la 'izquierda caviar'", añade.
  • La Iglesia y la fe afrontan peligros: cuesta encontrar vocaciones religiosas y la familia tiene nuevos ataques, como la ideología de género.
  • Es "un país con mucha fe", pero han crecido las sectas religiosas y actualmente, la corrupción, la droga y la adicción de los jóvenes a las redes sociales son dificultades.
  • Entre sus tareas, el obispo de Abancay destaca las vocaciones sacerdotales y "sostener al clero en su fidelidad al don recibido y en el esfuerzo evangelizador", así como aprovechar la gran religiosidad popular.
  • Del viaje del Papa Francisco, espera que ayude a preparar la reconciliación nacional, fortalezca el afán apostólico de los cristianos y suscite muchas vocaciones.
En la tarde (noche en hora española) de este jueves, el Papa Francisco aterrizará en Lima, capital de Perú, para continuar con su 22º viaje apostólico internacional que también le ha llevado a Chile. Un acontecimiento que Hispanidad ha aprovechado para hablar con el misionero español Monseñor Gilberto Gómez (en la imagen), obispo de la diócesis de Abancay, que lleva desde 1986 en Perú, donde la Iglesia se pronuncia contra la agenda LGTBI, al igual que el colectivo 'Con mis hijos no te metas', y el "el futuro es incierto porque la ideología de género no se rinde, pero se presentará batalla". Monseñor Gómez afirma que no han tenido problemas de libertad religiosa, pues "el prestigio de la Iglesia es grande y siempre hubo buena relación con las autoridades de autoridades de turno". De hecho, señala que el presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, "mantiene una buena relación con la jerarquía de la Iglesia y es un liberal moderado"; aunque ojo con lo de liberal, o sea, progre (recuerden a su vecina del sur, Michelle Bachelet), porque defiende la unión civil de homosexuales y el aborto, incluso ya ha hablado de ampliarlo. Y es que para este misionero español "el peligro viene de grupos procomunistas o de la llamada izquierda caviar que están muy activos en la escena política y muy presentes en muchos medios de prensa". Respecto a la situación de la Iglesia y de la fe, Monseñor Gómez destaca que el crecimiento económico, ser un país emergente y los derivados de la globalización y la era cibernética abren grandes posibilidades y retos, pero también nuevos peligros. Entre ellos: "cuesta ya bastante encontrar vocaciones sacerdotales y religiosas, bajan los niveles de fidelidad y perseverancia en el clero y los consagrados. Y también está la familia, que "siempre tuvo grandes problemas -convivencia sin matrimonio, divorcios, niños extramatrimoniales, embarazos de adolescentes, alcoholismo, machismo…-, y ahora enfrenta nuevos ataques, como la ideología de género". En los 31 años que lleva en Perú (camino de 32), este misionero y obispo destaca que ha tenido la posibilidad de ver una "Iglesia joven y viva, un país con mucha fe", en el que las vocaciones religiosas y sacerdotales fueron abundantes, se construyeron muchos templos y existe una gran cantidad de grupos apostólicos y obras sociales (clínicas, dispensarios médicos, Cáritas, comedores parroquiales... Entre las dificultades, habla de: la limitación que impone la falta de recursos materiales, "una religiosidad un tanto sentimental muy necesitada de doctrina, así como la dicotomía entre fe y vida", el gran crecimiento de las sectas religiosas y "actualmente, "la corrupción, la droga y la adicción creciente de la juventud a las redes sociales con lo que lleva de superficialidad y disipación". En este contexto, las tareas del obispo de Abancay son muchas. Le preocupa sobre todo "seguir trabajando el tema de las vocaciones sacerdotales, que ha decaído, y sostener al clero -que es joven- en su fidelidad al don recibido y en el esfuerzo evangelizador". Además, quiere aprovechar la gran religiosidad popular, que se ve en santuarios y fiestas patronales que convocan a miles de fieles, como espacio de evangelización; y seguir buscando medios económicos para sacar adelante las tareas pastorales y las obras sociales de su diócesis. Desde su llegada al país, Monseñor Gómez ha visto muchos cambios. En sus inicios, se encontró con la época del terrorismo de Sendero Luminoso y vivió seis años en toque de queda, las familias fueron huyendo del campo a las ciudades buscando más seguridad y la inflación se disparó (la moneda nacional era el inti y un dólar equivalía a ocho intis, pero en 1990 un dólar pasó a valer 300.000 intis). "Las Cáritas, los comedores populares y parroquiales, y todas las obras sociales de las diócesis  tuvieron una labor ingente", recuerda. "A medida que se fue arreglando la economía, el país -que tiene grandes recursos y materias primas- dio un gran salto: construcción de carreteras, auge de las empresas, crecimiento del nivel de vida en números grandes (porque hay  muchas zonas muy pobres, mala distribución de las riquezas y mucha marginación en la sierra y selva)", añade. Pero el azote  de las dos últimas décadas es "la plaga de la corrupción (a nivel internacional impulsada desde Brasil)", por eso "la desunión, la desconfianza general, el ruido político y, las movilizaciones están al orden del día". Monseñor Gómez cree que la visita del Papa Francisco "ayudará a preparar los ánimos para una unidad y reconciliación nacional, y fortalecerá el afán apostólico de los cristianos y, muy especialmente, de aquellos más comprometidos". "Confiamos en que pueda suscitar muchas vocaciones en el Pueblo de Dios que se involucren la Misión permanente y en los objetivos de la nueva evangelización, tal como lo pidió la Asamblea de Aparecida" (V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe que tuvo lugar en 2007 y fue inaugurada por Benedicto XVI), concluye. Cristina Martín cristina@hispanidad.com