• Considera que el régimen de Al Asad ha cruzado una de las líneas rojas, en parte por la debilidad anterior mostrada por Obama.
  • Trump da un giro, que puede ser peligroso: se distancia del régimen chiíta sirio, al que apoyan los iraríes.
  • Y se acerca a los países sunitas de Arabia Saudí y Qatar, enemigos irreconciliables de los chiítas.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no votó ayer miércoles el borrador de resolución presentado por Estados Unidos, Reino Unido y Francia sobre el ataque químico en la provincia siria de Idlib, después de que Rusia rechazara el proyecto. Según el Gobierno ruso, las acusaciones sobre el uso de armas químicas por parte del Ejército sirio estaban basadas en "informaciones falsas", pidió una "investigación objetiva" de lo ocurrido y anunció su decisión de seguir apoyando a Damasco "en la lucha contra el terrorismo". Por la mañana, el Ministerio de Defensa ruso comunicó que el ataque fue provocado por un bombardeo del Ejército sirio pero que la sustancia tóxica partió de una fábrica de armas químicas de los rebeldes. La embajadora de EEUU ante Naciones Unidas, Nikki Haley, instó a la aprobación de una resolución con la que emprender acciones contra Bachar al Asad. "Cuando la ONU falla en su obligación, hay ocasiones en que nosotros podemos estar obligados a desarrollar nuestra propia acción", dijo. Mientras, el Ministerio de Exteriores sirio negó la implicación del Gobierno en el ataque químico y dijo que se trata de "acusaciones inventadas" para entorpecer "la lucha contra el terrorismo" que se libra en el país. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos elevó la cifra de muertos a 86, entre ellos 30 menores. Y aquí está la clave del asunto. El presidente de EEUU, Donald Trump, aseguró que lo sucedido en Siria es "inaceptable". Con este ataque, dijo, el régimen sirio "ha cruzado muchas líneas, ha ido más allá" de cualquier "línea roja", y aseguró que su actitud hacia Siria y El Asad "ha cambiado mucho". En su opinión, el ataque fue "consecuencia de la debilidad e indefensión" mostradas por el Gobierno de Obama y aseguró que la respuesta estadounidense a la crisis siria es ahora su "responsabilidad". Es decir, que con esa respuesta Trump empieza a alejarse de los chiítas (representado por Bachar al Asad y por su aliado Irán) y se acerca a los sunitas, cuyos principales exponentes son Arabia Saudí y Qatar, ambos países contrarios a al Asad en Siria. así que el giro de Trump puede ser peligroso… Andrés Velázquez andres@hispanidad.com