• La aseguradora sufre por los tipos de cambio pero, sobre todo, por el hombre del tiempo.
  • Si en 2015 fueron las tormentas de nieve en EEUU, en 2017 están siendo los huracanes.
  • En cualquier caso, las cuentas hasta septiembre muestran una compañía estable a pesar de los contratiempos.
  • Así lo ha visto el mercado. Las acciones de Mapfre suben un 3,8%, con un Ibex al alza ( 2%).
Los beneficios de Mapfre en los primeros nueve meses de 2017 han sido casi un 15% inferiores a los que cosechó en igual periodo de 2016, lo que no es una buena noticia. Sin embargo, el mercado no ha tomado la noticia como mala, a la vista del buen comportamiento del título en la mañana de este jueves. El primero de los márgenes de su cuenta, el del negocio asegurador, que nos explica la diferencia entre las primas cobradas a sus asegurados y las prestaciones recibidas por éstos, explica, casi en su totalidad, el origen de aquella caída, puesto que lo ha hecho también en casi un 15% como consecuencia de una reducción de los ingresos por primas en un 1,4% y el mantenimiento de los gastos por prestaciones. A partir de aquí la cuenta es aburrida: se reducen los gastos de explotación en un 2,5% y el resto de epígrafes que completan el resultado apenas varían hasta septiembre respecto de los importes que alcanzaron en el mismo periodo de 2016. Vamos, que nos encontramos con una compañía muy estable. Lo que tiene mucho mérito dados los efectos que las catástrofes provocadas por los recientes huracanes en el área del Caribe han tenido sobre sus gastos en el último trimestre. Peor cara presenta su solvencia: su patrimonio neto se ha deteriorado en estos primeros nueve meses de 2017 en un 5,7%, si bien es cierto que el 80% de esta reducción se debe a diferencias de cambio por las inversiones denominadas en monedas extranjeras. La fortaleza del euro le ha jugado aquí una mala pasada pero también es cierto que estos quebrantos pueden ser reversibles. El resto de las partidas que componen la solvencia del grupo apenas se han movido, por lo que nada hay que temer. En conclusión, Mapfre parece cumplir con la máxima del buen empresario: zapatero a tus zapatos, y en el negocio asegurador se muestra como una compañía capaz de hacer frente incluso a los sobresaltos de una siniestralidad extraordinaria, como la derivada de los huracanes comentada, y una importante volatilidad, que ha operado en su contra, de los mercados de divisas. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com