• Para Jorge García Castaño, Chamberí es un barrio de paso.
  • Convirtámoslo en un laberinto para los coches y así, dejarán de transitar.
  • Solo han pasado cinco días de la semipeatonalización de la calle Galileo y los vecinos ya protestan por el ruido y los botellones.
La medida aprobada por el Ayuntamiento de Madrid de peatonalizar algunos trayectos de varias calles del distrito de Chamberí, pilló de sorpresa a más de uno. El plan, que ha comenzado el lunes 12 con la calle Galileo, contó con el apoyo de 34 madrileños de los que 8 no son, ni siquiera, del barrio. Sorprendente. Pero no se crean que la cosa quedará ahí. La idea es repetir la experiencia en otros ocho puntos del distrito, cada cual más crítico para la circulación de los coches. Por ejemplo, se prevé la peatonalización de la calle Guzmán el Bueno entre las confluencias de Joaquín María López y Donoso Cortés. Pero si el plan es tan sorprendente como disparatado, no lo fue menos la explicación que el concejal presidente (concejal a secas suena a poco) de los distritos de Centro y Chamberí, Jorge García Castaño (en la imagen, de pie, con camisa azul) dio a los vecinos. Oiga -le dijo uno de ellos-, va a convertir el barrio en un laberinto. Claro -respondió convencido-. Chamberí es un distrito de paso y queremos que deje de serlo. Por eso, si conseguimos que se convierta en un laberinto, los coches dejarán de circular por aquí. Las palabras no son textuales pero la idea sí. Ya lo saben. No se trata de hacer más fácil la vida de los ciudadanos, sino de convertir los barrios en laberintos para que los coches dejen de circular. En el fondo, es un ataque más de Carmena al conductor particular. Porque en estos cinco días, lo que más se escucha en las calles de Chamberí son quejas por esta medida. Sí, los coches ya no circulan por un tramo de la calle Galileo, pero eso ha provocado que ahora haya más ruido y, peor todavía, más botellón por la noche. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com