• El presidente del Comité de Inteligencia del Senado y legislador republicano, Devin Nunes, acusó a miembros de los servicios de inteligencia y del FBI de permitir la fuga de informaciones a la prensa para perjudicar a la Administración Trump.
  • Por orden del anterior presidente de EEUU, grabaron a diplomáticos rusos. Con ello, obtenían nombres de políticos del entorno de Trump... y de cualquier otro.
  • De esa forma, además, Obama evitaba un nuevo 'watergate', pues no puede ordenar grabaciones a políticos de la oposición pero sí a los rusos por razones de seguridad.
  • Luego, sólo filtraban a la prensa los casos que les interesaban, como el de Michael Flynn, nominado asesor de Seguridad Nacional con Trump, que tuvo que dimitir. Porque en listados también había demócratas.
  • Pero resulta que en EEUU, todo ciudadano estadounidense envuelto en un expediente de vigilancia tiene su identidad protegida para el gran público.  No son tribunales, son servicios secretos. Al menos, así era hasta Obama.
  • Y, en cualquier caso, los servicios secretos trabajan para el presidente elegido, no en su contra.
Cada vez parece más claro que los servicios secretos de EEUU están actuando contra su actual jefe, Donald Trump. Y encima, por orden de su anterior jefe, Barack Obama. Por ejemplo, el presidente del Comité de Inteligencia del Senado y legislador republicano, Devin Nunes, acusó a miembros de los servicios de inteligencia y del FBI de permitir la fuga de informaciones a la prensa para perjudicar a la administración Trump. "Esto me parece muy claro. Es muy claro que fue eso lo que pasó", dijo, recoge Página 12. La información habría sido obtenida mediante grabaciones ordenadas por Obama a los diplomáticos rusos. En esas grabaciones, aparecen los nombres de políticos del entorno de Trump. Y también políticos demócratas, pero estos no han sido filtrados a la prensa, al contrario que los nombres de los republicanos. Y de esa forma, además, el anterior presidente de EEUU evitaba un nuevo 'watergate', pues no puede ordenar grabaciones a políticos de la oposición. Un ejemplo: el exgeneral Michael Flynn, asesor de Seguridad Nacional, tuvo que dimitir tras el escándalo desatado por la revelación de la prensa de que, poco antes de la toma de posesión del nuevo Gobierno estadounidense, habló con el embajador ruso en Washington sobre la posibilidad de levantar las sanciones contra Rusia. "Todo ciudadano estadounidense envuelto en una actividad de vigilancia tiene, por ley, su nombre protegido. El simple concepto de que los nombres de estas personas se hagan públicos levanta muchas dudas. ¿Por qué el nombre fue desvelado y con qué intención?", se preguntó el portavoz presidencial, Sean Spicer. Nunes además aseguró que todavía no vio evidencia de la conspiración supuestamente orquestada por la campaña de Trump y Rusia durante la campaña electoral del año pasado. Así que la teoría de que los servicios secretos USA apuntan contra su nuevo jefe, Donald Trump, parece confirmarse, una vez más… Andrés Velázquez andres@hispanidad.com