• Mientras, en el sector ya se hacen quinielas sobre posibles compradores, pero Manuel Menéndez se juramenta para mantener la independencia.
  • Recuerden que el Popular hizo dos ampliaciones por 4.500 millones de euros, pero el mercado siguió castigando el valor.
  • Liberbank se ha tambaleado en bolsa entre el 27% y el 12,3%: persisten las dudas sobre si 500 millones de ampliación serán suficientes.
  • La CNMV ha mediado desde junio, a diferencia del Popular, con el veto de las posiciones cortas, pero se desconoce qué hará el día 12.
  • El problema de una absorción no vendrá de dentro (tiene apoyo de los accionistas) sino de fuera, si no aguanta.
Después de la tempestad viene la calma, cuando llega, o lo contrario. Es lo que pasa en bolsa a Liberbank, este jueves, después de anunciar una próxima ampliación de capital de 500 millones para reforzar su solvencia, y antes del levantamiento de las CNMV de las posiciones cortas contra el valor. La medida adoptada por la caja que preside Manuel Menéndez (en la imagen) pretende mantener la independencia de la entidad, pero la cautela se impone a la hora de valorar el alcance del saneamiento que busca. La intención de la entidad es reducir en 800 millones los activos inmobiliarios y dudosos. La reacción en bolsa ha sido de castigo (del 27% en la primera hora al 12,3%, después y lejos del euro por título, en 0,8), algo que suele ocurrir cuando se anuncia una operación así (diluye las posiciones actuales de los accionistas que no acudan), pero también por la opinión de los analistas, escasamente benévolos. El problema del fondo no se ha movido y está en sus posibilidades para mantener la independencia -o sea, no ser absorbido-, mientras en el sector ya se hacen quinielas sobre posibles compradores. El referente es el caso del Popular, que acabó en manos del Santander. El Popu entró en un bucle imparable, a pesar de las dos ampliaciones de capital, por 4.500 millones de euros, y no por ello dejó de castigarle el mercado. A eso se añade otro problema, no menor, que es la propia regulación bancaria, que enreda como una pescadilla que se muerde la cola: todo queda supeditado al aumento de recursos propios, que exige un nivel de ingresos, algo complicado cuando se limitan los riesgos (en créditos o el negocio típico) para evitar nuevas inyecciones de capital. En fin, es un triángulo perverso entre ingresos, riesgos, negocio. Por cierto, la CNMV, tan hermética, no confirma ni desmiente ninguna posibilidad ni la contraria sobre las posiciones cortas, que no limitó en el caso del Popular. En principio, el próximo 12 termina la prohibición de posiciones cortas, que podría mantener -como en julio, tras el pánico en junio-, pero no indefinidamente. La ampliación de capital tiene el loable fin de mantener la independencia de la entidad, incógnita que ha sorteado Unicaja, pero no Liberbank. La propuesta del Consejo de Administración deberá ser aprobada en junta extraordinaria, en octubre. La ampliación está preasegurada por Deutsche Bank y Citigroup y cuenta con el apoyo de los accionistas de referencia: las fundaciones bancarias de las tres cajas (Asturias, Cantabria y Extremadura), Oceanwood (12,6%), Ernesto Tinajero (7,4%) y Corporación Masaveu (5,6%). En total, el 85,9%. El resto es (14,1%) es free float. Otros aspectos que destaca la entidad son la mejora de solvencia (el CET1 pasará de 11,3% hasta 11,6%), la reducción de la tasa de morosidad del 5% al 3,5% en 2019 y el recorte del ratio de activos improductivos del 22% al 12,5% (en 2018), a menos del 9% en 2019 y por debajo del 6,5% en 2020. La música suena bien y la entidad, en principio, resolverá el espinoso déficit de provisiones, pero ¿las tiene todas consigo para mantener su independencia? Es un paso adelante, en la misma línea que la venta de su filial inmobiliaria, en agosto, Mihabitans. Rafael Esparza