• Eleva su participación del 12,5% al 17% tras una compra acelerada de títulos por 29,74 millones de euros.
  • Pimco sigue los mismos pasos que otros figuras, como Soros o Paulson, y fondos buitres.
  • La especulación, ahora, no está en el ladrillo sino en la gestión de activos (alquiler de centros comerciales y oficinas).
  • Y el instrumento son las sociedades inmobiliarias cotizadas (socimis).
El fondo americano Pimco da el salto en Lar España, la socimi que preside José Luis del Valle (en la imagen). Ha aumentado su participación del 12,5% al 17%, mediante una compra acelerada de acciones por 29,74 millones de euros. La prima pagada ha sido del 11%, pero se convierte en primer accionista. No es una casualidad, sino otro argumento de la nueva burbuja que se está creando en torno al sector inmobiliario español. Los artífices son fondos de inversión especulativos y el instrumento, la nuevas sociedades inmobiliarias (socimis) que cotizan en bolsa. De hecho, Pimco no es un fondo cualquiera, como quien dice. Además de la mayor gestora de fondos de renta fija del mundo, es sobre todo el rostro menos amable de los fondos más especulativos, los más buitres. Baste un apunte: el mismo fondo ganó unos 1.500 millones de dólares especulando contra las hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac, protagonistas de la crisis de las subprime en EEUU, epicentro, como saben, de la crisis económica posterior. Pero el movimiento de Pimco es el primero ni en el sector de las socimis y en Lar España. En otra socimi, Hispania, está el especulador americano de origen húngaro George Soros, que también está comprado suelo, y que comparte hazaña con John Paulson (9,85%), el multimillonario americano gestor de fondos. También en la propia Lar España hay más fondos: otro que tal baila, Franklin Templeton (con el 15,07%), al que se suman, con otro sesgo, Bestiver (4%) y BlackRock (3,06%). De este último, otro gigante demasiado poderoso, ya tratamos en su día, al informar de que es "un nuevo propietario de Alemania", aunque no se corta, a la hora de hacer negocios, ni en los tribunales: ha pedido 2.000 millones a Volkswagen. En fin, a lo que vamos, que es la nueva burbuja y que no tiene nada que ver con el dolor de muelas que provocó la primera, la del ladrillo. Aquella se centró en la promoción y construcción de vivienda. La nueva burbuja es distinta: está en el alquiler, pero el problema es el mismo: ¿qué pasará cuando lo fondos se vayan? La estrategia hasta ahora es clara: se trata de comprar activos (edificios de oficinas, centros comerciales, hoteles y naves industriales) y después alquilarlos. En el entretanto, esas sociedades han salido al mercado -para captar más dinero-, pero los fondos no tienen ninguna voluntad de quedarse: se irán cuando más les convenga, cuando hayan hecho su agosto. Es la razón del retroceso de las antiguas inmobiliarias, prácticamente desaparecidas, y el despegue de las socimis. No se trata de hacer nuevos pisos y menos todavía, viviendas sociales, sino de especular con el alquiler. Por eso Merlin Properties compró Testa e integró después a Metrovacesa. O por eso Colonial se ha convertido en primer accionista de Axiare (15%). Rafael Esparza