• Al igual que hizo E.ON, la filial española de RWE busca fondos dispuestos a comprar sus activos.
  • Hablamos de una planta termosolar, cuatro centrales minihidráulicas y, sobre todo, de 16 parques eólicos.
  • Y es que la energía eólica ha sido la más perjudicada por la reforma energética de Soria.
  • RWE se marcha, pero permanece la demanda que interpuso en diciembre por el recorte a las renovables.
La historia se repite. Al igual que hizo E.ON en 2014, la eléctrica alemana RWE quiere deshacerse de su filial española RWE Innogy Aersa. Ya no le resulta rentable. En 2013 perdió algo más de 115 millones de euros por el impacto regulatorio. Un ejercicio en el que el grupo registró unos números rojos que alcanzaron los 2.757 millones. Ciertamente, no estamos ante uno de los grandes actores energéticos de nuestro país. Los activos de la filial española de RWE se circunscriben a una planta termosolar en Granada (Andasol 3), a cuatro centrales minihidráulicas en Ávila, Albacete y Asturias y, sobre todo, a 16 parques eólicos, situados en las provincias de Zaragoza y Soria, con una capacidad de 447 MW. Queda claro, pues, que la apuesta en España del grupo que preside Peter Terium (en la imagen) se basaba en el viento, y es, precisamente la energía eólica –la más madura de las renovables- la más perjudicada por la reforma del Gobierno. Por eso, la multinacional busca fondos dispuestos a comprar esos activos. E.ON tardó casi un año en conseguirlo. En cualquier caso, y aun cuando la eléctrica se haya marchado, quedará su estela en forma de demanda. Y es que en diciembre de 2014, como muchos otros inversores extranjeros, RWE Innogy Aersa interpuso una solicitud de arbitraje ante el Ciadi, el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones, dependiente del Banco Mundial. Y ya sabemos que una de las virtudes del Ciadi no es, precisamente, la velocidad. Eso sí, al final, la resolución que adopte hay que cumplirla. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com