• Y de paso, Ana Botín frena la carrera editorial de César Alierta.
  • Desairada Soraya, que consideraba a Cebrián el adalid de la unidad de España.
  • El Consejo de Administración del viernes aprobará, además, la ampliación de capital de más de 400 millones de euros.
Todo llega en la vida, incluso la salida de Juan Luis Cebrián de la Presidencia de PRISA. Y esta vez va en serio. No hay marcha atrás. Entre otras cosas porque su sustituto, Javier Monzón, ha sido nombrado por el mismísimo Rey emérito Juan Carlos I, también conocido como el rey caza talentos (y que nadie busque segundas interpretaciones). A ver quién es el guapo que se opone a un nombramiento real. Lo cierto es que Monzón mantiene, desde hace años, una estrecha  amistad con el monarca (ambos en la imagen). De paso, Ana Botín ha conseguido uno de sus objetivos: frenar la carrera editorial de César Alierta. Efectivamente, el expresidente de Telefónica quería desbancar a Janli para asumir él el mando del grupo. Lo intentó antes del verano pero Cebrián logró esquivar el golpe con la inestimable colaboración de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. No era el momento de prescindir de un adalid de la unidad de España como Cebrián. Ahora, Soraya ha sido desairada. Claro, que el desaire es más llevadero si procede del Rey head hunter. En cualquier caso, será este viernes cuando se concreten todos los cambios. Además, el Consejo de Administración aprobará la ampliación de capital de más de 400 millones de euros que servirá para afrontar los próximos vencimientos de deuda sin tener que vender la joya de la corona, la editorial Santillana. En principio, todos los accionistas de referencia acudirán a la ampliación. Hablamos de los acreedores bancarios como HSBC (9,5%), Santander (4,2%), Caixabank (3,8%) y de Telefónica (13%). Sin olvidar al máximo accionista, el fondo Amber Capital (19,3%) que lidera el armenio Joseph Oughourlian, pero detrás del cual está Alierta. Precisamente, la iniciativa de la ampliación partió de Amber y todo hace pensar que Alierta ha perdido esta batalla, pero no da la guerra por terminada. Sea como fuere, lo más inmediato es afrontar el problema del apalancamiento. Recuerden: al cierre de junio, la deuda financiera del grupo ascendía a 1.546 millones de euros de los que 956 están en manos de fondos y son, precisamente, los que tiene que amortizar antes de un año. El expresidente de INDRA tiene una complicada tarea por delante. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com