• Celebra, "sorprendido", el giro desde el 'no es no': "Está bien cuando se rectifica y se rectifica en la buena dirección".
  • El "nuevo PSOE" irá a peor si prescindir" de "referentes" y "activos" como González o Guerra.
  • La crisis catalana ha probado la presencia del Estado y el final del monopolio político y cultural independentista.
  • Puigdemont es un "personaje que elige siempre la peor alternativa", mientras "alimenta su leyenda".
  • Sobre el cierre del carbón: "No se puede garantizar un precio razonable, eliminando las térmicas antes de tiempo".
El presidente asturiano, Javier Fernández, ha vuelto a Madrid en circunstancias diametralmente opuestas a las de hace un año, cuando presidía la gestora del PSOE tras el cese de Pedro Sánchez, aunque se alegra de que el líder socialista haya rectificado de su radical "no es no" a Rajoy y que esté dispuesto, por ejemplo, a pactar en cuestiones como la financiación autonómica. Siempre es interesante escuchar a Fernández, que ha intervenido, este martes, en el desayuno informativo de Nueva Economía Fórum (en la imagen), porque lo que exhala es un termómetro, no sólo de la temperatura en el PSOE, sino de los que representa entre dos visiones enfrentadas dentro del propio partido. Le ha precedido, dicho sea, el emergente, desde hace días, Pérez Rubalcaba, alineado también en las tesis de la vieja guardia socialista frente al sanchismo. No es ocioso recordar lo mal que sentó en Ferraz su entrevista con Miquel Iceta (PSC) de la que no informó a Sánchez. Fernández no ha permanecido ajeno, aunque está ya en fase despedida (ni se presentó a la secretaria general en Asturias ni se volverá a presentar en las autonómicas de 2019), y ha aprovechado para recordar a exdirigentes de PSOE que son un "referente" y un "activo", como Felipe González o Alfonso Guerra. El partido, ha dicho, "no puede prescindir" de ellos por "muy nuevo que se autodenomine" (el "nuevo PSOE"). Sibilino ataque a la nueva dirección socialista, en la que también ha figurado, sin mencionarlo, su portavoz, Óscar Puente, que acusó a Fernández y a la gestora de poner "el culo en pompa" con el PP. Para ser preciso, Puente dijo que prefería "mirar de rabillo del ojo izquierdo que estar con el culo en pompa con a la derecha". "Es evidente que yo pacté", ha dicho, y ha añadido a renglón seguido: "Está bien cuando se rectifica y se rectifica en la buena dirección". Ha recordado su posición de hace un año, cuando se debatía en el PSOE hacer posible un Gobierno del PP. "Rajoy, algo, poco, negoció conmigo y ahora está negociando con la nueva dirección, que puede resultar sorprendente con las posiciones que se mantenían". Javier Fernández se ha referido también al peligro de manejar los tiempos políticos sólo con el cortoplacismo que impone "el miedo demoscópico", cuando un partido "debería funcionar como un faro"y aportar con proyecto. Otro aviso sibilino al PSOE ante la competencia de los partidos emergentes (Ciudadanos o Podemos) y, por supuesto, el Partido Popular. Del mismo modo, ha señalado también que ve "muy difícil" cambiar la Constitución, con tres artículos nada más sobre la financiación autonómicas (156,157 y 158), mientras España ya es federal, aunque no Conste en la Carta Magna. No han faltado las preguntas sobre, como ya señalado el propio Fernández, la "permanente tensión territorial en España, ahora por la crisis en Cataluña. A su juicio, lo que ha demostrado, paradójicamente, es la voluntad del Estado de permanecer en esa autonomía, al tiempo que ha probado que hay dos comunidades y una de ellas se ha rebelado contra el monopolio político y cultural independentista. Se ha referido a Puigdemont como un "personaje que elige siempre la peor alternativa", el protagonista de alimentar, él solito, su propia leyenda. Crisis del carbón y del sector minero En clave económica, Javier Fernández se ha pronunciado también sobre el anunciado cierre de las centrales térmicas de carbón en Asturias (por Iberdrola) y ha vuelto a insistir en que se sería un error hacerlo de forma precipitada o "no ordenada". El problema, en ese caso, no sería sólo local sino también estructural porque tendría un efecto en el incremento de los precios de la energía, tanto para los ciudadanos como para la industria. "Creo que no se puede garantizar un precio razonable, eliminando el carbón antes de tiempo", ha dicho, el precio lo marcaría el gas, que es más caro y eso perjudica claramente la actividad industrial. Coincide así con las tesis del ministro de Energía, Álvaro Nadal, al que no ha mencionado, aunque esté entre sus valedores. De hecho, Fernández apoya el nuevo sistema que propone Industria para evitar el cierre centrales mediantes mediante subastas para que otro operador asuma la gestión de las plantas. Rafael Esparza