• Con el nuevo presidente, Indra es una empresa más estable pero menos rentable.
  • Sin el añadido de Tecnocom, durante el primer semestre, las ventas hubieran caído un 4%.
  • Y no se perciben motivos para que el gigante despierte.
  • Además, al contrario de Tecnocom, ha disparado la deuda.
  • Mientras, el Gobierno continúa sin decidir si se marcha del accionariado o se queda (18,7%).
Indra lo pasó mal en los ejercicios anteriores con un ajuste de personal y una limpieza extraordinaria de balance que llevó al reconocimiento de importantes pérdidas en su cuenta de resultados. En ocasiones, limpiar la basura suele venir bien, con la idea de iniciar un nuevo proyecto a largo plazo, siempre y cuando ese mismo sea creíble. Si no, que se lo digan a Abengoa, en pleno proceso de limpieza: esperemos que no se pasen con la lejía. Consecuencia de este saneamiento es el exiguo resultado neto del semestre de Indra con 38 millones de euros, un incremento del 23% respecto al mismo dato del ejercicio anterior, lo cual no es mucho. En estos datos mucho tiene que decir la reciente incorporación al balance de la actividad de Tecnocom, que desde el 18 de abril se consolida en sus cuentas. Gracias a ello Indra registra un incremento de las ventas, dado que de otra manera el volumen de la cifra habría recogido en moneda local una caída del 4%, algo que sin duda no es una buena noticia. En este sentido, los ingresos del primer semestre alcanzan la cifra de 1.379 millones de euros, un aumento del 3,5 % respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. En moneda local el crecimiento sólo ha sido del 2%. Por suerte, la contratación experimenta un incremento del 3,8% hasta los 1.660 millones de euros; sin incorporar a Tecnocom las cifras habrían sido similares al año pasado. Por segmentos geográficos, la facturación mantuvo un comportamiento positivo en España y en Europa, con un aumento del 9% y del 8% respectivamente. En el otro lado del charco, la caída en América fue del 6%, cifra similar a la registrada en la región AMEA (Asia Oriente Medio y África). Por áreas de negocio, aumentaron de manera importante su actividad los servicios financieros y energía e industrial. Por su parte, el área de Telecomunicaciones y Medios, Administraciones y Sanidad, experimentaron una caída de las ventas del 2%. Estas paupérrimas cifras conllevan a un resultado bruto de explotación que se incrementa en un 7% hasta los 108 millones de euros, resultado que no se ve reflejado de manera clara en la generación de caja del grupo, con una caída de 31 millones de euros. No obstante, la estacionalidad del negocio hace que la entidad no se preocupe especialmente, tal y como anuncia en su presentación de resultados. Anticipa un comportamiento más positivo de los ingresos para la segunda mitad de año, descontando el efecto del negocio de las elecciones y de transporte y defensa. No sabemos si considera el efecto del referéndum de Puigdemont y sus amigos de ERC, pero lo cierto es que lo necesita; en los últimos tres meses el beneficio obtenido ha sido de 17,1 millones de euros, un 10% menos, por lo que las actuaciones futuras deberán resultar claves. Y no se preocupan, aunque la deuda neta se vea incrementada en un 13% hasta los 745 millones, dado que dicho incremento proviene de la adquisición de Tecnocom. Sin dicha operación corporativa la deuda se habría situado en 554 millones, cifras más acordes a los datos del ejercicio anterior. Como hemos comentado la limpieza de personal ha sido una de las claves del proceso de saneamiento del grupo. La plantilla actual de Indra suma 39.509 empleados, con la aportación de 6.642 provenientes de Tecnocom. Sin considerar su papel la plantilla de Indra habría disminuido en un 6% respecto al dato de hace un año. Todo ello debe enmarcarse en el futuro plan estratégico que presentará a partir de otoño, con el que pretende incrementar el volumen de inversión y rentabilidad. Falta le hace, pese a que ahora sea una empresa más estable. Mientras, el Gobierno continúa sin decidir si se marcha del accionariado o se queda (18,7%). Sólo faltaba que se entrara en una lucha por el poder (en la imagen Abril Martorell). Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com