• La eléctrica ha adjudicado cuatro contratos en eólica marina por 350 millones.
  • La línea de actividad ya es estratégica para la reconversión interna del astillero público.
  • Con esos contratos, Navantia ha encontrado otros, como los firmados con Statoil y Siemens.
  • Sánchez Galán tiene en mente a Navantia para más pedidos en proyectos offshore en Reino Unido o Francia.
Navantia vio una oportunidad de negocio en la energía eólica marina, tras sondear las posibilidades de las renovables. Gracias a dos contratos con Iberdrola, esa opción tomó cuerpo y es, en estos momentos, una de las variables para que los astilleros públicos jugar en otro campo, no sólo en la industria naval, en declive. En suma, Navantia ha medito la cabeza en el negocio offshore, de la mano de Iberdrola, y han convertido esa línea de actividad en argumento estratégico para su propia reconversión. Su primera experiencia fue en el parque eólico alemán de Wikinger (en la imagen), situado en el mar Báltico, un proyecto emblemático de Iberdrola que empieza a funcionar este año. Y a ese contrato, que Navantia se adjudicó en 2014, se unió otro, en 2016 para el parque eólico marino East Anglia One, en el Mar del Norte, que entrara en funcionamiento en 2020. La cosa no ha quedado ahí, y sobre esos contratos han llegado otros, como el firmado en 2015 con energética Statoil para construir cinco subestaciones flotantes en el proyecto Hywind en Escocia, el primer parque eólico flotante, o el firmado a principios de años con Siemens para construir cuatro estructuras flotantes para el parque de Nissum Bredning, en la costa danesa del Mar del Norte. Los contratos más importantes, no obstante, son los de Iberdrola, en los partes de East Anglia One, desarrollado por la filial ScottishPower Renewables, y Wikinger. El primero el más grande mundo en construcción, con una inversión que ronda los 3.000 millones de euros, más del doble que el alemán (1.400 millones). Iberdrola ha adjudicado en total cuatro contratos a Navantia por un importe de 350 millones de euros, que han nutrido la actividad del astillero de Puerto Real (Cádiz), el de Fene (La Coruña) y la planta  en Avilés de la empresa privada asturiana Windar Renovables, asociada en una UTE con Navantia. En el astillero gaditano, en concreto, se construyen las subestaciones eléctricas, que conectan los parques a las redes eléctricas, y en el ferrolano, las estructuras (o jackets) donde van anclados los molinos eléctricos (42 en East Anglia One, y 34 en Wikinger). Windar, por su parte, se encarga de las piezas de transición y los pilotes de las cimentaciones (116 en el parque británico). Y a estos pedidos, en principio, seguirán otros. Iberdola adjudicó los contratos por las buenas condiciones ofrecidas y Navantia ha cumplido con el calendario de entregas. Presumiblemente habrá más contratos. Es, al menos, lo que augura el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, "nuevos pedidos para proyectos de eólica marina en Reino Unido, Francia y Alemania, dada la consolidación de la nueva línea de producción de Navantia". Rafael Esparza