• La energética francesa vuelve a beneficios en 2017 (1.400 millones), aunque cabalga en paralelo a la crisis en Suez.
  • A Mestrallet se releva en mayo Clamadieu -cosas de Macron-, pero Fainé no lo conoce ni tiene relación con la Ceo, Isabelle Kocher.
  • Pero el mar de fondo, inquietante, es el posible divorcio accionarial Caixa-Suez y el destino de su 6,9% en la gala.
Isidro Fainé, presidente de Criteria, sigue fiel a Gérard Mestrallet (a la izquierda), presidente del gigante energético francés Engie, que ha presentado resultados anuales, aunque será relevado del cargo, en mayo, por Jean-Pierre Clamadieu (a la derecha), Ceo de momento de química belga Solvay. No tendría mayor alcance si no perdemos de vista la relación entre Caixa-Criteria y Suez Environnement, que controlan Engie (32%) y el Gobierno francés (30%), y en cuyo consejo se sienta Fainé por la participación del 6,9% de la española tras la venta de Agbar. Claro que lo que está en juego es el divorcio accionarial, o lo que es lo mismo, lo que pueda hacer Caixa-Criteria, ¿comprar o vender su 6,9%? Parece más lo segundo. No es casual, en ese sentido -más bien parecía el colmo-, que el director financiero de Suez, Christophe Crosechara la culpa a la crisis catalana, por los gastos del traslado de sede. Un modo del colgar un muerto, mientras el valor se desplomó un 16% en bolsa tras un profit warning, aunque esa crisis poco tiene que ver con Aguas de Barcelona. Ese derrumbe bursátil, en fin, ha servido a Suez para poner en marcha un duro plan de reestructuración en el mundo y en España (donde saldrán 150 trabajadores de una plantilla directa de 3.000 y total de 10.000). Otro motivo de explicar la crisis de Suez y el entredicho del proyecto Caixa. Fainé es amigo de Mestrallet y no conoce a Clamadieu. Macron pulverizó al primero (la participación del Estado en Engie es del 24,1%) por los roces que estallaron entre los dos durante la etapa del presidente francés como ministro de Economía. Desde entonces se lo ha querido fulminar. Y Fainé tampoco tiene relación con Isabelle Kocher, consejera delegada desde mediados de 2016 precisamente como primer intento de Macron para acabar con Mestrallet, aunque optó después por Clamadieu. Respecto a los resultados, Engie volvió a beneficios en 2017 (1.400 millones) frente a las pérdidas en 2016 de 400 millones, con unas ventas de 65.000 millones ( 0,3 %) y un Ebitda de 9.300 millones (-1,8 %). Su negocio energético, en electricidad y gas, con la especialidad de Suez en aguas y limpieza, convierte al grupo francés en el más activo del sur de Europa. Rafael Esparza