• El ministro les da un rotundo "no": tiene sus cálculos y sabe que el negocio nuclear es rentable, digan lo que digan.
  • Las centrales tendrán, de momento, la misma parte que ahora en el mix energético.
  • La prioridad está en el menor coste, para que el precio baje, y poder cumplir con las exigencias de Bruselas.
  • Las subastas de renovables seguirán: han demostrado que están maduras para ir pedaleando.
Álvaro Nadal, ministro de Energía, lo tiene claro: no contempla ningún recorte en la presión fiscal a la energía nuclear, una de las reclamaciones del sector, entre otras cosas porque una de las prioridades del Gobierno está en el menor coste de la energía. Eso explica que habrá más subastas de renovables -la tercera ya está en marcha, antes del verano-, bajo los dos ejes que mueven la actual política energética: cumplir, por un lado, con los compromisos medioambientales de Bruselas, y mantener, por otro y de momento, con el actual mix energético (el sistema de reparto). El ministro ha sido muy claro sobre su negativa a rebajar los impuestos a las centrales  y reactores nucleares (suponen el 42% de los ingresos),  al margen de las voces discrepantes (una llama encendida por Sánchez Galán, presidente de Iberdrola)- y el silencio de los partidos ante cualquier propuesta oficial. Nadal ha intervenido en esos términos en la jornada sobre energía organizada por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE). A las eléctricas les ha contestado que el negocio nuclear es rentable, en contra de lo que dicen. El ministerio tiene sus propios cálculos, ha dicho en respuesta a una pregunta de Hispanidad, que no coinciden con los de las empresas porque dejan en segundo término los costes financieros, que exageran, con ingeniería contable o por haber situado las amortizaciones en distintos plazos. Y pagan dividendos, ha dicho, que de otro modo no sería posible. Pero no todas las eléctricas hablan igual, ha venido a decir, sin citar: Iberdrola, con unos cálculos, Endesa con otros, y las dos, como GNF, están en el mismo negocio y tienen su derecho a presionar. Otra cosa es hacerles caso. A los partidos les ha reprochado que se mojan entre nada y menos. Vamos, que no contestan a las propuestas del Gobierno, como si la política energética no fuera con ellos. Vamos, que de apoyo en el Parlamento, poco, y demagogia -valoraciones en clave ideológica, no técnica-, mucha. España, ha dicho también, está ya en el 17,7% de generación de energía verde, cuando el objetivo para 2020 es el 20%. No habrá problemas para cumplir. Se ha mostrado sorprendido con el grado de eficiencia que la eólica o la fotovoltaica han mostrado en la última subasta, con precios suelo, y primas en el caso de que el precio real fijado por pool quede por debajo de la oferta. Si fue la eólica la que se llevó el gato al agua, frente a la solar, fue porque tiene capacidad para trabajar día y noche (no sólo cuando luce el sol). Al mismo precio, gana. Otra cosa es el objetivo para 2030, que se recogerá en la nueva ley de transición energética y cambio climático. Rafael Esparza