La italiana Enel logra buenos resultados en 2017, con un beneficio neto de 3.779 millones, más de lo previsto, un 47%, en buena parte por lo que quitó a Endesa, el negocio en Hispanoamérica. No es baladí recordarlo cuando, esta misma semana, la plantilla ha estallado ante la embajada de Italia en Madrid para denunciar su situación laboral y la incertidumbre en que viven.

Los ingresos aumentaron un 5,7%, hasta 74.639 millones, pero 13.154 millones proceden del negocio de sus activos hispanoamericanos, con un crecimiento del 22,2%. El Ebitda, mientras, aumenta un 2,5%, hasta 15.653 millones. Italia y Sudamérica impulsan el crecimiento, a pesar de la baja disponibilidad de agua, dice la italiana en su comunicado, y el consejero delegado, Francesco Starace, contento.

El ministro de Industria se queja de que la italiana dedica los beneficios a dividendo y de lo poco que invierte en España

A los resultados se suma también el efecto de un resultado operativo con la venta y transporte de electricidad, la evolución favorable del tipo de cambio, los mejores gastos financieros y las plusvalías por la venta del productor de carbón indonesio Bayan Resources y Electrogas en Chile.

No obstante, apenas reduce (-0,5%) la deuda financiera, en 37.410 millones, pero mejora el dividendo un 32% más que el dividendo pagado en 2016.

En el capítulo de inversiones, sigue adelante con su plan estratégico 2018-2020, que las eleva a 24.600 millones, 4.700 millones de ellos a España y Portugal.

No es de extrañar, en fin, que el ministro de Industria, Álvaro Nadal, haya criticado a Enel por dedicar “dedica los beneficios de Endesa a dividendos” y se haya quejado de las pocas inversiones en España.