• Teme que el cierre de Electricaribe, filial de Gas Natural Fenosa, afecte a relaciones comerciales.
  • Ha hablado, dice, con Rajoy, gran ausente en el apoyo a GNF por su conflicto en Colombia.
  • La vía dura o blanda de la demanda de GNF depende de las compensaciones prometidas a Fainé.
  • Pero sigue adelante para reclamar 1.000 millones ante la Corte Internacional de Arbitraje.
"Hablé con el presidente español Mariano Rajoy. No permitiremos que caso Electricaribe afecte óptimas relaciones diplomáticas y comerciales". Así ha contestado el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, a través de su cuenta en Twitter, al ministro de Economía, Luis de Guindos, crítico con la decisión de liquidar Electricaribe, filial de Gas Natural Fenosa. Fue el sábado y lo que Guindos había reprobado un día antes (viernes 18, tras el Consejo de Ministros) es que esa opción no era la más adecuada ni la recomienda que "a sus amigos" por aquello de que la seguridad jurídica "es importante". El ministro añadió que "un hecho específico te puede afectar a un valor intangible pero que es vital, especialmente para una economía en desarrollo, que es la credibilidad, la seguridad jurídica". Es el caso de Colombia. Hay, sin embargo, dos ángulos para interpretar a Santos. Por un lado, está claro, revela que ha tomado nota de lo dicho por Guindos, pero eso no evita que siga a lo suyo, lo que más le preocupa: las elecciones presidenciales de 2018. No quiere asumir riesgos (perder votos) en la misma zona -muy poblada- en la que Electricaribe distribuye gas y electricidad a 2,5 millones de clientes. "La prioridad es que ni usuarios ni empresas sufran por suministro de energía", dijo Santos la semana pasada también en Twitter y por eso se liquidó la filial de GNF, algo propio de una república bananera. El problema de fondo no es otro que los impagos o mora y el robo de energía, también del sector público, por la ausencia de un marco regulatorio adecuado. En paralelo, Santos tranquilizó también al presidente de GNF, Isidro Fainé, a quien aseguró que habrá compensaciones, aunque no ha llegado el momento propicio para plantearlas. Con esa hipótesis juega también Gas Natural, lo que no es suficiente para detener su demanda contra Colombia ante la Corte de Arbitraje Internacional (Ciadi) y reclamar así unos 1.000 millones por perjuicios. GNF, con todo, sigue negociando con el Gobierno. La vía blanda o dura en ese recurso dependerá de las facilidades que dé el propio Ejecutivo colombiano, al que no le viene nada bien que se le acumulen demandas de ese tipo (y lleva tres). Las sugerencias de Guindos, en cualquier caso, han dejado al descubierto la nula implicación de Mariano Rajoy a favor de Gas Natural en un conflicto que dura ya meses (fue intervenida en noviembre). La única reacción oficial fue el escueto comunicado de cuando el Gobierno colombiano optó por la liquidación. La labor de diplomática de Datis dista kilómetros de la de su predecesor en el cargo, García Margallo, tan pendiente de las confortables relaciones bilaterales como de los efectores sobre la actividad y oportunidades para las empresas españolas. Rafael Esparza