• Las grandes están atentas a movimientos corporativos, pero más todavía de un mercado libre (no sólo único).
  • Les preocupa la liberalización efectiva de las redes europeas de electricidad y gas y la apertura de fronteras.
  • El proceso de consolidación del sector energético no pasa necesariamente por fusiones y sí con acuerdos.
  • La operación pendiente en España es la de Gas Natural y en Alemania, la venta de Innogy (RWE) y Uniper (E.On).
El sector energético europeo ha encajado como ha podido el último proceso de cambio que han impuesto la transformación tecnológica y las políticas de los distintos gobiernos. La energía nuclear es una buena referencia porque el apagón decidido de Merkel ha puesto contra las cuerdas a sus dos grandes, E.On y RWE, mientras Francia va por otro lado, con un gigante, Engie (antes GDF Suez). Y en los dos países, como el resto, la prioridad está en las energías limpias (renovables o nuclear). No son pocas razones por las que se habla de otro gran proceso de concentración, similar pero a escala europea de lo que dio lugar a los grandes campeones nacionales, que en algunos casos no han terminado. La mejor prueba de ello, en España, es el plan de Gas Natural Fenosa para comprar, primero, EDP, y después Endesa. Ahora bien, ese escenario -o proceso de consolidación- no apunta tanto a grandes operaciones corporativas de compra y venta -se ha hablado mucho de ello este verano- como a un nuevo marco que tiene que ver más con el intercambio o liberación de activos. En esa hipótesis trabajan las eléctricas. Todas han alcanzado un tamaño determinado, en efecto, pero eso no se traduce en un acceso libre a todos los países en los que les gustaría estar para tener más cuota y mejorar sus resultados. Y eso pasa por nuevas estructuras de ingresos, teniendo en cuenta el mayor peso de las renovables, o mejoras en eficiencia, con sinergias, y menores costes. Obviamente, para llegar ahí es necesario por liberalizar las redes europeas, de electricidad y gas -para lo que no queda poco-, y a partir de ahí que las Iberdrolas o RWEs de turno puedan llegar a los mercados, en ese ejemplo, alemán o italiano. Se trata, en suma, más de un mercado libre que de un mercado único. Iberdrola, primera eléctrica española, podría llegar a un acuerdo con RWE, para comprar un nicho de clientes en Alemania, del mismo modo que cedería a RWE un espacio en España. No obstante, hay operaciones pendientes de desenlace, como la venta de Uniper, la filial con activos no convencionales creada en 2016 por E.On y que después sacó a bolsa, podría comprar la finlandesa Fortum, aunque no hay acuerdo todavía. Fortum ha ofrecido 22 euros por acción para hacerse con el 47%, pero no es suficiente para la germana. Pero Uniper no es la única. También se ha especulado con Innogy, equivalente a Uniper, pero de RWE, que mantiene el 70%. En los dos casos, las ventas responden a la necesidad que tienen E.On y RWE para afrontar el coste del apagón nuclear en Alemania. En esas quinielas de compra han sonado también la francesa Engie o Iberdrola. Rafael Esparza