• Monseñor Sanz Montes destaca que lo importante es que los niños reciben por primera vez a Jesucristo bajo las especies eucarísticas, no los vestidos que se pongan o los regalos que les hagan.
  • El PP replica que cada familia celebre la comunión "como quiera" y que lo de los trajes y demás viene muy bien al comercio de Asturias.
  • Y La Nueva España denuncia, con razón, a 'esas familias que viven de Cáritas y organizan comuniones como si fueran millonarias'.
Polémica en Asturias -pero exportable a toda España- sobre las primeras comuniones. El directorio de catequesis de la Archidiócesis de Oviedo ha llamado a evitar la excesiva teatralización y el despilfarro, advirtiendo de que los trajes de comunión "nada tienen que ver con la normativa de la Iglesia". Y en una reciente carta semanal, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, se refería al afán consumista y frívolo que puede adueñarse de la celebración de este sacramento, olvidando lo principal, que el niño recibe por primera vez a Jesucristo. El prelado ovetense lo hacía en estos términos: "Siempre se corre el riesgo de quedarse en la escenografía, en los trajes especiales, en los regalos incluso con listas de caprichos en las tiendas del consumo. Pero hay niños que viven este momento con más seriedad y hondura que sus propios mayores, dándonos una preciosa lección de cómo el Señor también trabaja ese santuario de inocencia que es el alma de los más pequeños". Monseñor Sanz llegaba a enumerar tales 'trajes especiales': "Los niños estaban bien colocados y se nos ofrecían como los marineros y los capitanes de la Armada, los comandantes de vuelo, pasando por toda una variedad de trajes elegantes sin ninguna divisa marinera o volandera. Las niñas eran también recurrentes en sus hábitos tras el cristal del escaparate: novias en pequeño con todo su tul, o monjitas con túnica sencilla y velo como tocado en las cabezas, aunque también los vestidos vistosos sin alusiones casamenteras ni remedos de convento". Pero el arzobispo de Oviedo aclaraba: "Los trajes al uso en la primera Comunión sólo sirven para un momento de excepción, jamás luego los utilizamos. Y recibir a Jesús es tan suficientemente intenso e importante que todo lo demás es secundario. Pero hacer la primera Comunión debe ser también vestirse de comunión de dentro hacia fuera, cuando desde el corazón lleno de Jesús sacramentado sale otro modo de revestir con amor a aquellos que Jesús ama. Es la moda que como el amor verdadero, jamás caduca ni pasa". Claro, al PP de Asturias, semejantes 'honduras' religiosas le han venido grandes, tal y como reflejan las palabras de Mercedes Fernández, presidenta y candidata del PP al Gobierno del Principado: "Creo en la libertad y también me gusta que las familias elijan si sus niños hacen la comunión y cómo hacen la comunión; que la hagan como la quieran hacer y con los trajes que la quieran hacer; que eso también le viene muy bien al comercio en Asturias y a la libertad de las familias", recoge INE. Una peluquera asturiana reconocía a un redactor de Hispanidad que con las comuniones 'se estaba forrando', en concreto con la preparación para los peinados de las niñas, con sucesivas pruebas, como si fueran novias, y que no entendía nada. Lo mismo que ocurre con las cada vez más frecuentes sucesivas pruebas del vestido, sobre todo para las niñas, como si de una boda se tratara. Por no hablar de los vestidos, con diseños propios de novia, cuando se trata de niñas de diez años. Todo esto es lo que el arzobispo de Oviedo critica: el peligro de que la superficialidad y banalidad de todo lo que rodea a la primera comunión haga olvidar eso: que es la primera vez que los niños reciben a Jesucristo en las especies eucarísticas. Y a todo esto, se añade lo que denunciaba La Nueva España y con razón: esas familias que viven de Cáritas y organizan comuniones como si fueran millonarias. José Ángel Gutiérrez joseangel@hispanidad.com