Cuba abre este miércoles su IX Legislatura con una sesión histórica por el relevo del dictador Raúl Castro en la Presidencia del país y la designación de su sucesor, el mandatario que marcará el fin de una era, informa El Observador.

A dos meses de cumplir 87 años, Raúl Castro se prepara para entregar el jueves la presidencia de Cuba a una nueva generación. "Hemos recorrido un largo camino, largo, largo, y difícil (...) para que nuestros niños, los de ahora y los del futuro, sean felices", dijo en marzo el menor de los Castro, que remplazó en 2006 a su hermano enfermo Fidel, fallecido 10 años después.

Los tiranos Fidel y Raúl protagonizaron la revolución y gobernaron Cuba por 60 años, convirtiendo al país en uno de los protagonistas de la Guerra Fría. Lograron mantener a flote su comunismo caribeño, pese al colapso de su aliado soviético, que provocó una severa crisis económica en los años 1990.

El primer vicepresidente y número dos del gobierno, Miguel Díaz Canel, parece ser la persona elegida para suceder a Castro y convertirse en el nuevo rostro de Cuba, a sus 57 años.

Formado en el Partido Comunista (PCC), este hombre ascendió discretamente los escalones del poder antes de convertirse en 2013, para sorpresa general, en el brazo derecho del presidente.

"Habrá un sentido de renovación, y habrá un sentido de continuidad", advirtió recientemente el canciller Bruno Rodríguez, otro de los cuadros del gobierno. Recordó que Raúl Castro acompañará a su sucesor, pues mantendrá el control sobre el poderoso y gobernante PCC, único partido autorizado a existir en la isla.

Raúl liderará el PCC hasta 2021 -entonces tendrá 90 años- tiempo durante el cual puede garantizar una transición controlada frente a los múltiples desafíos que puedan surgir.

El heredero tendrá que potenciar la indispensable "actualización" del modelo económico de corte soviético, en momentos en que Cuba enfrenta el debilitamiento de su aliada Venezuela.

También deberá hacer frente al recrudecimiento del embargo de Estados Unidos y el frenazo dado por el republicano Donald Trump al acercamiento que ambos países iniciaron a finales de 2014.

Si es elegido, Díaz-Canel podrá suplir su déficit de legitimidad histórica con el apoyo de Raúl Castro, quien se encargará de cerrar las filas de la vieja guardia revolucionaria, vista como un freno para realizar reformas más ambiciosas.