• La estrategia consiste en dirigir la comercialización del aceite español, según los intereses transalpinos.
  • En especial, de cara al mercado norteamericano.
  • La italianización afecta a todos los departamentos, con el también italiano Pierluigi Tosato como Ceo.
  • Están despidiendo a todos los hombres del ex consejero delegado, el español Manuel Arroyo.
  • Los italianos han jugado sucio: amenazaron con atacar la reputación de Deoleo por la cuestión de la calidad.
  • Y lo que es más grave: CVC está pensado en cerrar la planta cordobesa de Alcolea, la más imrpotante, en el primer semestre de 2017.
  • Y el Gobierno español, ahora en funciones, no ha hecho nada a través de la SEPI, a pesar de ser una marca estratégica.
  • Bastaba con que hubiese cumplido su no muy onerosa promesa de entrar en el Consejo de Deoleo, con una participación minoritaria.
Que la estrategia de CVC, el fondo británico que controla la española Deoleo -la mayor aceitera del mundo-, pasa por Italia, no es rurun ocasional, sino una realidad. Otra cosa es el ritmo en los tiempos, pero el objetivo es muy claro: venderlo como italiano. Les explico. No sólo ha caído el consejero delegado, el español Manuel Arroyo, como ya informamos el 7 de septiembre, cesado por Javier de Jaime, presidente de CVC, sino que están despidiendo escalonadamente a todos los hombres del Ceo anterior. A Arroyo, enfrentado al director de marketing, Miguel de Jaime, le ha sucedido un italiano, Pierluigi Tosato, ejecutivo con buenas credenciales en el sector agroalimentario, que también asumirá personalmente la función de compras. Es un paso importante en la italianización de la sociedad, pero no el único. Pongan ahí a los responsables de calidad, de compras, industrial o logística. Es cierto que la española y ex Ceo de ONO Rosalía Portela es la presidenta, pero sin poderes ejecutivos, tras caerse del organigrama José María Vilas. Y al Consejo de Administración se han incorporado también Gianluca Bolla, que procede de Barilla, del mismo modo que CVC ya baraja la incorporación en el consejo asesor de la aceitera de un asesor del ministro de Agricultura italiano. Ya era una inquietud en sí que CVC promocionara las marcas italianas en detrimento de las españolas, como se sospechó en su desembarco. Deoleo dispone en estos momentos de las mejores marcas de aceite de oliva, como Carbonell, Hojiblanca o Koipe, entre las que están también las italianas compradas a Unilever (Bertolli, Sasso y Carapelli). Deoloeo controla todo el proceso, desde la fabricación a la distribución. El objetivo en esa italianización más más allá. También se puede extraer en España y tratarlo en Italia, lo que implica más un cambio productivo para poner en valor el aceite, siempre oro. La idea es muy simple: se trata de vender el aceite español por encima (hasta el doble) de lo que se paga, decorándolo como italiano. CVC mira al mercado norteamericano, donde está el potencial de crecimiento. Curiosamente, las marcas españolas ya superaron a las italianas en EEUU, aunque se pague el doble por las italianas. En todos estos cambios ha jugado también la presión italiana por la vía de la calidad. La amenaza llegó de las empresas italianas, conscientes de lo que supone el daño reputacional -el efecto sería perverso, desde luego- en un sector tan sensible como el agroalimentario. Y a todo lo anterior se une el plan de ahorro de costes (para reducir la deuda) con el que maniobra también CVC, que afectará también a las fábricas. El fondo de capital riesgo baraja ya el cierre de una de ellas, la de Alcolea, en Córdoba -la más portante-, en el primer semestre de 2017. Las otras están en Antequera (Málaga) y en Italia, Inveruno y Tavernelle. El Gobierno, calladito El Gobierno Rajoy, ahora en funciones, mira para otro lado, como si no fuera con él, a pesar de que Deoleo es una marca estratégica nacional. Isabel García Tejerina tenía buenos propósitos, pero nunca ha pasado de la declaración de intenciones. Ni se inmutó cuando, en abril del año pasado, el fondo británico superó el 50% del capital, a pesar de que en un mes antes había asegurado que no permanecía indiferente a los pasos que pudiera dar CVC y que tenía prevista alguna iniciativa para fortalecer la presencia española en la aceitera (el 21,47% de Caixabank, Unicaja y Kutxabank). Y eso que hablamos de una empresa con una capitalización bursátil de 213,6 millones de euros. ¿Por qué no ha entrado la SEPI como en un sector estratégico? Lo podía haber hecho con una participación que le diera un asiento en el Consejo de Administración. Están en juego el precio de la aceituna, que no es una materia prima cualquiera, muchas subvenciones y la vida de miles de familias. Rafael Esparza