El contribuyente español hará bien en reparar en el papelito, un folio por una cara, que el señor Montoro le ha hecho llegar a cada contribuyente para que pase por caja y pague su IRPF. Es un circulo (ver imagen) enormemente revelador. Responde a la pregunta: ¿en qué nos gastamos nuestros impuestos? Que es como decir cuánto nos cuestan los servicios públicos.

Quédense con dos porciones del caso: las pensiones y otras prestaciones no contributivas -también las pensiones no contributivas y rentas sociales varias- se llevan el 40% de nuestros impuestos. La sanidad supera ya el 14% y camina hacia arriba, porque una sociedad envejecida dispara el gasto sanitario. Lo más importante en economía es la demografía.

Ahora bien, si de cada 10 euros que pagamos en impuestos 40 va a pensiones, todos ellos clases pasivas, corremos el grave riesgo de quebrar. Y encima, cuando el señor Montoro no sepa con qué pagar el incremento de las pensiones, pondrá más impuestos.

Y una población absolutamente envejecida

Es el círculo vicioso, nuestro mismo modelo de vida, que nos ha llevado a una crisis permanente.

No sólo eso sino que a tal crisis económica permanente acaba en impuestos altos (para mantenerse las prestaciones públicas, sobre todo las pensiones) y salarios bajos, dado que la masa salarial de los contribuyentes actuales paga un montón de impuestos… para mantener las pensiones y la sanidad.

Si a eso le añaden que partimos de una deuda pública asfixiante y unas subvenciones sin control… estamos en crisis permanente y eterna.

Solución: más recortes, sí más recortes, rejuvenecer la población incentivando la natalidad y salarios líquidos más altos.

Se me dirá que eso es imposible. Desde luego, con este Estado gigantesco y con esa población de ancianos sí. Pero no hay otro camino, no hay otra manera de romper el círculo vicioso de la crisis permanente, crisis eterna.