• Compra a Enel Iberoamérica por 246 millones la rama de actividad de sistemas y telecos.
  • Enel se aprovechó primero del vaciamiento de Endesa y ahora la fagocita para los accionistas italianos.
  • También vende a la portuguesa REN el 42,5% de la chilena Electrogás por 172 millones.
  • Lo que está claro es que Enel hace caja, no empresa, y en Endesa, tampoco (lejos de la división de honor europea).
Todo lo que ocurre en Endesa, que preside Borja Prado (en la imagen), es siempre a beneficio de la estatal italiana Enel, que aún detenta el 70% de la española. Primero la vació, arrebatándole los activos más rentables, los hispanoamericanos de Enersis, lo que la redujo a una empresa nacional, lejos de la competición en cualquier liga, y ahora se aprovecha de ella, una vez más, al venderle la rama de actividades de sistemas y telecomunicaciones de Enel Iberoamérica. Y no pagará poco por ello: 246 millones de euros. La adquisición, cuyo objetivo no es otro que la reducción de la deuda de Enel, ha sido comunicada a la CNMV por Endesa, que defiende la operación -paradojas- como una reordenación de las actividades de soporte en sistemas y telecos, para dotarse, con la internalización de estas actividades "de mayor flexibilidad para adaptarse a las necesidades del perímetro corporativo" (sic). Curioso movimiento de ida y vuelta, teniendo en cuenta que Enel controla, a través de Enel Iberoamérica (conocida antes como Enel Energy Europe), la producción, distribución y venta de electricidad y gas en la Península e Hispanoamérica y el 60,62% de Enersis Chile (hoy en Enel). Y al mismo tiempo, Endesa traspasó en 2014 a Enel todo su negocio en Hispanoamérica. Al mismo sentido de hacer caja responde la venta por parte de Enel del 42,5% de la empresa chilena Electrogás a la eléctrica portuguesa REN, que pagará cerca de 172 millones de euros. Electrogás era una de las eléctricas que controlaba antes Endesa adquirida por Enel Chile Generación. Las dos operaciones, en suma, responden, de uno u otro modo, a los intereses de los accionistas italianos de Enel. En el mismo sentido del dividendo extraordinario de 14.605 millones posterior al traspaso de Enersis o la colocación en bolsa del 22% de Endesa, todo ello -siempre a mayor gloria del accionista principal- con la colaboración de Borja Prado, que sigue cantando, cómo no, las excelencias de la inversión de la estatal italiana. Eso es Endesa, la historia de un expolio consentido… y muy legal. Rafael Esparza