• Compárenlo con los 7,9 millones que cobró Ana Botín, presidenta del Banco de Santander.
  • Los bancos prestan un servicio, los fondos son perfectamente prescindibles.
Los amos del mundo actual no son los broker (convertidos hoy en verdaderos proletarios de los mercados), hoy los banqueros, tampoco los banqueros de inversión, porque no son propietarios. No, los amos del mundo son los fondos, sobre todo los que invierten dinero propio… aunque siempre acompañado del dinero de los demás. La clave está en que son lo suficientemente grandes para imponer su voluntad a cualquier empresa, especialmente sin esta está cotizada. En ese caso, el fondo se comporta como un auténtico chantajista: el gestor cede a sus exigencias o la empresa se despeña en bolsa. Por ejemplo, el cofundador de Blackstone, Steve Schwarzman (en la imagen), con un sueldo de 300.000 euros, se embolsó 800 millones de dólares en 2017. Sí, se dirá que el salario fijo de Ana Botín eran 5 de esos 7,9 millones de euros, mientras el fijo de Schwarzman tan sólo representa el 0,3 de sus ingresos totales. Pero lo cierto es que a Blackstone, uno de los fondos más especulativos del mundo, le importa un pimiento dónde invierte. Para un fondo, lo importante es el precio de compra y el de venta. Si lo que ha comprado produce tomates o fabrica tornillos poco le importa. El caso es que es algo se compra y se vende. Por trozos, destrozando empresas, siempre mejor. En cualquier caso, los bancos prestan un servicio a la sociedad: los fondos son perfectamente prescindibles. Eulogio López eulogio@hispanidad.com