• Es el camino que gusta al BCE: Chairman consejero delegado.
  • Es decir, un presidente no ejecutivo que vigile al equipo directivo y coordine a los accionistas.
  • Pero, sobre todo y ante todo, que negocie con el regulador y con el supervisor.
  • Y un Ceo que lleve la gestión diaria del banco.
  • Y todo esto, ¿creemos que se pueda cumplir en el BBVA? No, naturalmente.
Con su jugada maestra, Isidro Fainé le ha marcado el camino a Francisco González (FG) (ambos en la imagen). Quiera o no -les puedo asegurar que es lo segundo- su sucesión al frente del BBVA se va acercando inexorablemente. Él mismo aseguró hace un par de años que se retiraría "bastante" antes de 2020. Evidentemente, nadie se lo creyó, pero ahí quedó su promesa. En todo caso, el presidente del segundo banco español lo tiene más fácil ahora. Se trata de seguir el esquema que más gusta en el Banco Central Europeo. Chairman consejero delegado. Es decir, un presidente no ejecutivo que se encargue del Consejo de Administración y que vigile, eso sí, al equipo directivo, Ceo incluido. Además, el Chairman debe coordinar a los accionistas y, sobre todo y ante todo, negociar con el supervisor y con el regulador. En Caixabank lo hará Jordi Gual, hasta ahora jefe de Estudios de la entidad y experto en macro economía y, sobre todo, en regulación bancaria. ¿Quién podría desempeñar ese papel en el BBVA? Hay un nombre que sobresale sobre todos los demás: José Manuel González-Páramo, desde 2013, consejero ejecutivo del banco y chief Officer, Gobal Economics, Regulation & Public Affairs, y presidente del Consejo Asesor Internacional de la entidad. Casi nada. En cualquier caso, lo que le coloca en una posición destacada es su experiencia, durante ocho años - entre 2004 y 2012-, como miembro del Comité Ejecutivo y del Consejo de Gobierno del BCE. La segunda parte no está tan clara. Hablamos de un consejero delegado competente, que sea capaz de llevar la gestión diaria de la entidad. Para entendernos, el perfil del actual Ceo, Carlos Torres Vila, no responde a estos parámetros. Su nombramiento como sustituto de Ángel Cano -tampoco era banquero- obedeció al objetivo de FG de convertir el banco en una empresa de software. Torres Vila sabrá mucho de digitalización, pero poco de banca. Pero no se alarmen, dentro del BBVA hay profesionales muy capaces. Por ejemplo, el jefe de banca doméstica, Vicente Rodero, o el responsable de banca al por mayor, Juan Asúa, sin olvidar al director financiero, Jaime Sáenz de Tejada, que ya sonó en su día como sustituto de Ángel Cano. Todos ellos, sobre todo Rodero y Asúa, son los que actualmente aportan dinero a la cuenta de resultados. Dicho todo lo anterior, ¿creemos que estos cambios se puedan cumplir en el BBVA? Naturalmente que no, al menos en el corto plazo. En el medio, ya veremos. FG cumple 72 años en octubre, y la edad máxima establecida en los estatutos del banco es de 75 años. Claro que FG ya ha modificado los estatutos en dos ocasiones. La diferencia es que ahora Fainé le ha marcado el camino. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com