• En los últimos días, 6.000 combatientes yihadistas huyeron con sus 'familias'.
  • Pero en la ciudad permanecen dos millones de civiles celebrando la victoria del ejército de Bashar al Asad.
  • Y alrededor de un millón de personas originarias de Alepo han regresado a la ciudad después de la liberación.
  • Como una señal de triunfo y de fiesta, Aziziya -el barrio cristiano armenio de Alepo- ha erigido el árbol de Navidad más alto del país.
  • Yihadistas y extremistas buscan venganza. Pero la gente ha perdido el miedo y quieren empezar a vivir de nuevo.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) aseguró este jueves que la evacuación de los asediados del este de la ciudad siria de Alepo todavía continúa, informa Efe. Según el CICR, más de 25.000 personas han sido evacuadas de los distritos sitiados a áreas al oeste de la provincia de Alepo, mientras que la ONU ha rebajado la cifra a 19.000 y el Observatorio Sirio de Derechos Humanos a 17.000. En cualquier caso, hay otra versión de la guerra. Y es que en los últimos días, de Alepo han salido alrededor de 6.000 combatientes yihadistas con sus familias, pero en la ciudad se mantienen -bajo el control del Estado sirio- más de dos millones de civiles. Un hecho que no necesita de muchos comentarios y que tranquiliza a todos aquellos que mostraron preocupación por el destino de los civiles en la ciudad bombardeada. Según fuentes bien informadas contactadas por AsiaNews, el pueblo de Alepo celebra con cantos y bailes sobre los escombros; en general hay un ambiente de alegría generalizada, a pesar de los estragos de la guerra y de los signos de conflicto que surgen por todas partes. Son alrededor de un millón de personas originarias de Alepo quienes han regresado a la ciudad después de la liberación por parte de las fuerzas leales al gobierno de Bashar al Assad, dejando todo listo para reanudar sus vidas, que fueron súbitamente interrumpidas por los grupos yihadistas. Ellos quieren reconstruir, reemprender las actividades y volver a abrir las fábricas. En la zona hay un ambiente de entusiasmo y dinamismo, elementos que siempre han caracterizado al pueblo de Alepo. Sin embargo, la mayor victoria de Alepo no es la liberación de la ciudad de los yihadistas y los insurgentes, que en cuatro años no ha conseguido crear un ambiente agradable entre la población, sino el fracaso total del intento de matar el espíritu de tolerancia y convivencia entre las religiones y etnias. Un elemento peculiar de Siria, y en especial, de su metrópoli del norte, que ni un extremismo yihadista ha podido borrar. De hecho, como una señal de triunfo y de fiesta, Aziziya -el barrio cristiano armenio de Alepo- ha erigido el árbol de Navidad más alto del país, iluminando las calles festivamente. Por otra parte, una banda, compuesta por jóvenes armenios vestidos de Papá Noel, actuó tocando en la plaza para el deleite de toda la población de la zona. En la iluminación del árbol había más musulmanes que cristianos, todos unidos en la alegría y la fiesta en un clima típico de las fiestas de Navidad, que no tiene nada en común con las fiestas islámicas. Esta noticia de gente celebrando, testimoniada por las transmisiones en directo desde una plaza llena de gente, y difundida en vídeo, no ha sido de ningún agrado para los grupos salafistas y yihadistas que, durante cuatro años hicieron proselitismo tratando de imponer un islam wahabí y takfiri. Es decir, versiones del islam basadas en la exclusión de los "infieles" y en una lucha abierta contra los no creyentes. Estos grupos extremistas han tratado de llevar a la gente al oscurantismo, tratando de golpear con un ataque terrorista -frustrado por la policía del lugar- a la gente reunida en las calles para celebrar. Una bomba a punto de explotar fue colocada en la plaza Aziziya en la Alepo liberada, para sembrar el miedo y la incertidumbre, pero también para frenar el masivo retorno de todos los desplazados internos alepianos, que habían salido de la ciudad poco después del ascenso de los rebeldes y los yihadistas. Andrés Velázquez andres@hispanidad.com