• Al laboratorio catalán se salen las cuentas con su política de compras y despidos.
  • Aumenta un 29,8% las ventas en dermatología y mejora su Ebitda un 6,5% (83,8 millones).
  • Se apoya en los fármacos adquiridos a otras empresas para vender un 10,6% más.
La mitad del negocio del laboratorio catalán Almirall está en dermatología (el 49,8%, en concreto) y si esa división va bien ( 29,8%), según lo previsto, los resultados también, como prueban los del tercer trimestre. Fue su maniobra, hace dos años, para superar los números rojos y en esa estela continúa con dos escenarios estratégicos, EEUU y Europa (sobre todo Alemania). En ese cóctel están los motivos de un incremento del beneficio del 41%, hasta 107,3 millones. Bueno, se debe a eso y también al cíclico recorte de costes por la vía de los despidos, un clásico en la empresa de los hermanos Gallardo, Jorge y Juan (en la imagen), dueños del 76% del capital. Este mes anunció otro recorte del 10% la plantilla (121 trabajadores) pero en los últimos años ha despedido a más de mil. No obstante, como decía, su apuesta está en el negocio dermatológico y por esa vía se explica la mejora del 6,5% del Ebitda (183,8 millones) -a pesar de aumentar un 20% su partida en I D-, el aumento del 6,7% de los ingresos (635,4 millones) y del incremento del 10,6% de las ventas (576,2 millones). Cada vez más pivota casi todo en la dermatología, por la vía de algunos de sus productos (Ventin, Altabax) comprados a su vez a otras empresas, línea marcada desde hace un año por su consejero delegado, Manuel Sanchiz. Almirall compró los derechos de Ventin y el Altabax (para el acné y el impétigo de la piel) a la germana Stiefel (GSK) en noviembre del año pasado y la venta de esos dos fármacos ha aumentado un 6% en EEUU. Y en Europa, sobre todo Alemania, las ventas han crecido un 27% gracias a otros fármacos como el Solaraze, Actikerall (franquicia de Queratosis Actínica) y Ciclopoli. Rafael Esparza