• El ministro de Fomento no traga al presidente de AENA, que con su pésima gestión en El Prat ha convertido un conflicto local en un problema nacional.
  • Además, Nadal pide la vuelta de las Fuerzas de Seguridad, no sólo a los aeropuertos; también en los ministerios.
  • La oposición reclama una comisión para investigar la privatización de AENA por las sospechas de corrupción.
El conflicto laboral, puntual, en el aeropuerto de Barcelona-El Prat ha despertado una caja de los truenos en el Gobierno. Estudia ya, de hecho, una solución a más escala, que afecta, no sólo a El Prat, sino a la seguridad de todos los aeropuertos y que pone en la cuerda floja a José Manuel Vargas, presidente de AENA, blanco de críticas por su falta de reflejos en un conflicto local al que ha seguido un problema nacional (con amenaza de huelga en todos los aeropuertos). Vamos por partes, porque los más críticos con la situación tienen nombres de ministro. Por un lado, Álvaro Nadal, titular de Energía, y por otro, Íñigo de la Serna, de Fomento. Pero el frente es el mismo: la seguridad, agravada por la amenaza yihadista. Nadal, en concreto, considera que fue un error privatizar los controles de seguridad, hoy en manos de contratas de Eulen o Prosegur. Por esa razón, propone la vuelta de las Fuerzas de Seguridad del Estado a los aeropuertos. Y no sólo a los aeropuertos; también, por ejemplo, al Ministerio de Defensa, cuya encomienda en la seguridad depende también de compañías privadas como Eulen. Para Nadal, es más, esa realidad plantea problemas de constitucionalidad. Al fin y al cabo, tareas como la de pedir el DNI corresponden a un agente policial o de la Guardia Civil. Este jueves, en Barcelona, Nadal ha desvinculado el conflicto laboral con el ataque yihadista por su posible impacto en el turismo. El caos de Prat fue anterior. Una cosa esta clara: el conflicto en el Prat, que ha puesto en un brete al segundo aeropuerto español desde julio, se finiquitó con la incorporación de agentes de la Guardia Civil -desinfló las colas en las zonas de embarque- y un laudo arbitral, por iniciativa de Fomento. Ese laudo, encargado a Marcos Peña, obliga a pagar a los vigilantes de seguridad de El Prat un complemento de 200 euros, tras tomar como referencia la propuesta mediadora de la Generalitat, rechazada por los trabajadores. Entra en escena así Íñigo de la Serna, partidario de sustituir en el cargo al presidente de AENA. Hay que decirlo todo: a Vargas tampoco le gusta De la Serna, "un tonto". El ministro de Fomento no encaja que Vargas no contactara con la dirección de Eulen para atajar el conflicto antes de que estallara, si hubiera estado atento, y mucho menos que llegara adonde llegó. Y a eso se añade lo otro, que va de suyo, la naturaleza de la contrata a la baja, criticada por temeraria, con Eulen. Otra cosa es que De la Serna no lo consiga porque Vargas pertenece al clan gallego, donde están también Ana Pastor (que confió en él como titular de Fomento), Alberto Núñez Feijóo, gran amigo de Vargas, o Mariano Rajoy. A todo lo anterior hay que añadir que la oposición no ha quedado al margen. Es más, ha aprovechado el conflicto de El Prat para lanzarse a la yugular del Gobierno por las decisiones de Fomento o AENA. Claro que no es más que otro apéndice. Las sospechas son también por corrupción durante el proceso de privatización del gestor aeroportuario. Por eso pide una comisión de investigación sobre AENA. Rafael Esparza