• Álvaro Nadal, cuidado, no está por la labor de cerrar filas para salvar a José Manuel Vargas.
  • La izquierda añade AENA en su lista de agravios por corrupción, antes y durante la salida a bolsa.
  • El problema está en la valoración del gestor, aprovechada por fondos extranjeros para dar el pelotazo.
  • Los planes de Vargas eran dejar la presidencia del gestor pero no ha podido.
Decíamos ayer que el Gobierno se plantea que la Policía vuelva a encargarse de la seguridad en los aeropuertos, tras el caos de este verano en El Prat, pero esa decisión es un apéndice de otro problema: AENA y su presidente, José Manuel Vargas. O, más en concreto, la privatización del gestor, en la que la oposición huele a sangre por las sospechas de corrupción. Mientras, la izquierda se plantea una comisión de investigación parlamentaria, con distintas prisas según los partidos, pero con el mismo argumento: algo ha pasado en el gestor antes y después de la salida a bolsa de AENA (2015), cuyo valor, por cierto, se ha triplicado desde entonces. Dicho de otro modo: el Estado podría haber ingresado, no 4.000 millones, sino 12.000. Pero para más inri, la primera valoración del grupo, en octubre de 2014, fue de 4.500 millones y después se rectificó, elevándola hasta 8.700 millones. La operación en cuestión, pone a tiro al clan gallego (en la imagen), con el que se gestó la OPV. Nos referimos por tanto al propio presidente Rajoy, además de Ana Pastor, ministra de Fomento entonces -y artífice de la venta del 49%, cuestionada tanto por el momento elegido como por los ingresos obtenidos-, y Núñez Feijóo, gran amigo de Vargas. Los planes de Vargas, dicho sea, eran dejar la presidencia de AENA, aunque sólo se atrevió a bromear al respecto, al valorar la salida a bolsa y duplicarse por tanto el valor que él había marcado inicialmente para la compañía. Ana Pastor lo impidió. Pero no hay que olvidar tampoco al hoy ministro Álvaro Nadal, fuera de ese clan, porque estaba entonces al frente de Enaire (51%). Nadal, sin embargo, cuidado, no está por labor de cerrar filas a favor de Vargas. Es más no soporta su arrogancia, algo que comparte con Íñigo de la Serna, titular de Fomento. La salida a bolsa de AENA tiene varios flecos a investigar, a lo que se han unido después las dudas sobra la gestión en sí de Vargas -priorizando las cuentas de las empresa frente a las condiciones laborales-, destapado sobre todo después del caos veraniego en El Prat. Podemos ha pedido abiertamente una comisión de investigación, a la que no se suma de momento el PSOE, algo, por cierto, que ya pidió el sindicato CSIF en Aena y Enaire hace un año, aprovechando los reclamos de los partidos emergentes, Podemos y Ciudadanos. El partido de Iglesias tiene claro que AENA es una "bomba de relojería" (por las subcontratas a la baja) pero quiere que se investigue también la salida a bolsa, mientras el PSOE sigue convencido de que hay una trama oscura y que hubo fondos extranjeros que dieron un pelotazo a costa de un patrimonio de AENA y de todos los españoles. Y a todo lo anterior se unen las críticas por la misma razón de los sindicatos representados en Aena y Enaire, movilizados por el poder adquisitivo perdido por los trabajadores y la congelación de las plantillas. Rafael Esparza