• Urquijo añade nuevas máximas en el negocio de energía, pero ya sin la bioenergía.
  • La filial energética aspira a suponer el 35% de la facturación del grupo en tres años.
  • Y además cierra la venta de las plantas de bioetanol en Francia y España con 20 millones de plusvalía.
  • Bueno para la caja y la deuda, pero con un impacto muy limitado. Lo gordo sigue pendiente.
  • Y las desinversiones siguen un pulso en los proyectos, que superan holgadamente los logrados en el primer trimestre.
Las acciones de clase B de Abengoa, este viernes, siguen planas como una tabla (0,02 euros), mientras las de clase A han llegado a subir un 3% y luego se han desinflado (0,04 euros). No tiene mayor importancia, entre otras cosas por la volatilidad inherente al valor. Pero la reacción, en cualquier caso, positiva, responde a la venta del negocio de bioetanol en Europa (en España y Francia), desinversión que corre en paralelo a los nuevos contratos. La venta (finalmente por 140 millones; 111 millones tras los ajustes) fue anunciada a mediados de marzo, a falta de concretar el precio y aporta a la ingeniería unas plusvalías de 20 millones. Es reseñable porque el problema de varios de los activos es que se han depreciado respecto a las valoraciones de hace dos años. Y además, como el resto de las desinversiones, porque aporta dinero a caja y recorta deuda, aunque no por bien sabido siempre viene bien recordarlo, los dos activos que más aportarán a Abengoa son el 41,5% de Atlantica Yield y la planta de cogeneración mexicana, el Tercer Tren (AT3). Eso sí, esa planta le exige una inversión de 200 millones procedentes del programa de refinanciación. Téngase en cuenta también que hay una parte de la deuda total, en concreto 2.257 millones, que corresponden a las sociedades que están a la venta. Por la primera puede ingresar entre 800 y 1.000 millones de dólares en torno al verano. El segundo proyecto espera para la venta a que esté construido; hablamos por tanto de un plazo de un año. No sólo están en venta esos activos. También las desaladoras en Ghana e India, un ciclo combinado en Argelia y otros activos en México y Brasil (líneas de transformación). La venta de ayer jueves afecta a las cuatro plantas y el comprador es la gestora de fondos Trilantic Europe. Pero hay que tener en cuenta, además, que el negocio de bioenergía ha quedado fuera del perímetro de negocio (reducido a la mitad), algo claro en la mente de Gonzalo Urquijo para volver a los orígenes de Abengoa. Y con ese nuevo perímetro espera facturar en torno a 2.500-3.000 millones de euros anuales (frente a los 7.000 previos a su reconversión). El propio Urquijo aprovechó el anuncio de esa operación como un paso más en el deseo de hacer viable Abengoa (después de muchos sacrificios en un largo proceso y un camino muy complejo).  Nuevos proyectos En paralelo a las desinversiones, Abengoa sigue adelante también con nuevos proyectos. En el primer trimestre, como informó a raíz de los resultados del periodo, se adjudicó proyectos por unos 200 millones de euros en Chile, Argentina, Uruguay, Reino Unido y Bélgica, entre otros. Todos ellos con un criterio muy claro de minimizar los riesgos de ejecución, por el volumen de los precios, y en energía, por ejemplo, limitado a las renovables. La aspiración de la filial de energía es aportar el 35% de la facturación del grupo en tres años. En el segundo trimestre, Abengoa ha dado nuevos pasos, como el acuerdo con el fondo Prana Capital, para impulsar las obras del acueducto mexicano de El Zapotillo, o proyectos en Lituania (nueva línea de transmisión) por 23 millones, Arabia Saudí, donde Abengoa construirá su mayor desaladora por 340 millones, su primera planta fotovoltaica en India o nueva estación transformadora en Argentina por 27,6 millones. Rafael Esparza